Si alguien me preguntara de pronto qué es el cine, quedaría bloqueada. No sabría qué contestar. ¿Qué es el cine? Cambio de opinión, tengo muchas respuestas. Dejo al margen todas las cuestiones técnicas, teóricas, las corrientes y escuelas para no contaminar mis ignorantes conclusiones.
El cine es ver “Baby Jane” con tu padre al lado dormitando y son las películas del Oeste que veías de pequeña, disfrutando los dos de Walter Brennan, el eterno secundario cuyo nombre nunca supisteis, porque solo querías estar a su lado. El cine es esa primera vez, aunque no recuerdes la tuya, pero sí la de tu madre, que contaba el impacto de descubrir esa gran pantalla con Imperio Argentina en “Morena Clara” o la de tu hermana de cuatro años, deslumbrada por la historia infantil de dinosaurios que la enganchó para siempre a este séptimo arte.
Es “El Pico” y es “Gigoló” y “La muerte de Mikel”, porque de adolescente compartiste butaca con tu mejor amiga en el cine del pueblo y no se podía elegir título. Después, como universitaria, fue “Betty Blue” y Quentin Tarantino y su “Pulp Fiction” y la necesidad de entender “El acorazado Potemkin”, porque creías que había que pasar a otro nivel. El cine también eran las últimas filas donde darse besos fugaces sin que importara la historia de los reclutas de “La chaqueta metálica” y fue volver a descubrir años después “El cazador” con esa pareja ya definitiva.
Es tantas cosas el cine. Es llorar escuchando el poema de William Wordsworth en “Esplendor en la hierba”, reír con los Monty Python, sentir nudos de desasosiego con “Rocco y sus hermanos”, correr por la vida como “Jules y Jim”, temer al primer vampiro “Nosferatu”, simplemente bailar con “Grease” o reconocer que también cometes errores, como te sucedió con “Los puentes de Madison”.
El cine es la pura vida. Es películas premiadas, películas independientes, películas incomprendidas, películas sobrevaloradas o películas ya olvidadas. Es experimentar, es probar, es ir creando el largometraje de tus propios recuerdos que, con el paso de los años, querrás rebobinar y proyectar una y otra vez en tu cabeza. El cine es también la última película que tu madre disfrutó, pudiendo olvidar los dolores, la película que alguien te descubrió y también esa de la que te avergüenzas. Es música, es silencio, es palabras, es miradas, es experiencias. Y es mucho trabajo y muy duro de mucha gente, pocas veces recompensado como se merece, para que muchos más tengamos esas historias que nos ayudan a seguir adelante, en un continuo descubrimiento lleno de sorpresas. Ahora tienes una semana entera en la ciudad, con el Festival de Cine, para encontrar todas las respuestas que seas capaz de aceptar. Y luego sabrás, si aún no lo has pensado, qué es el cine.
