Opinión

La insportable sensación de dificultad en la toma de decisiones

Estos días asistimos asombrados ante los continuos atropellos que están sucediendo en la ciudad, vamos casi a una media de un atropello cada dos días. Esta cifra es una sinrazón, un poderoso argumento para que los que tienen que tomar decisiones, en definitiva, gobernar, así lo hagan, y que estas sean con carácter urgente. Pero ¿con qué nos encontramos?

Todo esto que está pasando no sería así de haber podido cambiar las cosas antes, o verles determinada urgencia, y mi pregunta es: ¿por qué cuando era un tema de pacificación del tráfico o medioambiental no era tan urgente y ahora sí?, ¿por qué solo actuamos cuando vemos al lobo de frente y no cuando nos dicen que va a venir?

Se reúne la mesa de movilidad con carácter urgente para tratar este tema, y mi pregunta es: ¿qué decisiones importantes se han tomado? Pues de carácter realmente trascendente, bastante pocas, las opciones que se han puesto encima de la mesa son un apaño, una manera de hacer que hacemos.

Desde mi punto de vista, para decidir es necesario preguntar la opinión de diferentes colectivos de la ciudad implicados, pero una vez hecho esto, es necesario ponerse a trabajar y a tomar (eso tan difícil y que cada día lo parece más) una decisión. ¿Qué hacemos? ¿Carril bici o no?, ¿zonas 30?, ¿peatonalizar o no? De ser así… ¿qué calles peatonalizamos? Etc…

Y mientras esperamos informes de técnicos para que se puedan tomar las decisiones, el tiempo pasa… Sé perfectamente en qué consiste querer hacer algo y que no puedas porque nadie te acompaña, porque nadie lo ve como el que toma la decisión. Sé lo que es la soledad del que quiere cambiar para mejorar, del que espera que alguien le ayude a caminar hacia delante, a pensar como en el siglo 21 y no quedarnos como parece que estamos en esta ciudad, condenados al inmovilismo y a conformarnos con apaños.

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