No hace falta ser niño para soñar pero es cierto que para cada cosa hay una edad y si algo mueve la infancia son las ansias por descubrir, las ansias por conquistar, no tienes miedo y no te importa pisar arenas movedizas a sabiendas de que al primer paso acabarás con el culo en el lodo.
No pasa nada, si hasta los superhéroes tropiezan alguna vez. Es más, alcanzar la cima sin sortear valles y montañas le quitaría esencia al éxito.
Porque ya se sabe, cada héroe tiene como sombra a su villano.
Volviendo a la infancia y a los sueños, quién en su juventud no ha anhelado alguna vez librar grandes batallas, ser el salvador del mundo y quedarse con la chica más guapa. Sí, claro, quién no soñó alguna vez con ser un superhéroe. Yo desde luego que sí porque sé que no todos son de ficción, algunos son muy reales.
En 1989 el baloncesto ourensano disfrutó de los suyos. Los chicos del Caixa no necesitaron entonces ponerse antifaz ni un traje con superpoderes, les bastó vestir una camiseta azul con letras amarillas pero eso sí, enfundada en la ilusión de toda una ciudad y provincia que soñaba con la ACB.
Un aspirante a superhéroe nunca se rinde, máxime cuando el mundo actual necesita nuevos salvadores.
Desde el domingo a la noche Ourense se ganó el derecho a volver a soñar. Un solo paso más. Las mismas pinturas de guerra pues el azul y el amarillo son nuestros colores. La misma ilusión que entonces pero esta vez con la batalla final lejos de tierra hostil. Quién no soñó alguna vez con ser Batman, Superman, Capitán América, Hulk o Thor. Estos vistieron ayer de azul y amarillo, y solo era el quinteto inicial. Quién no soñó alguna vez con ser un superhéroe: Rivero, Arco, Suka, Rejón o García de Vitoria seguro que también. Seguiremos venerando a los Suárez, Crujeiras, García y compañía pero hay nuevos superhéroes a los que honrar.
