Opinión

Todo al verde

La aprobación en el Congreso de los Diputados de la Ley de Cambio Climático ha supuesto un antes y un después en la historia de nuestro país, que llega en un momento clave para activar las palancas de recuperación económica y establece los objetivos para alcanzar la plena descarbonización de la economía.

Sin duda, en los últimos dos años España ha avanzado más que nunca en la asunción de compromisos climáticos, liderazgo internacional y desarrollo de políticas públicas. Pero era necesario marcar un punto de inflexión en esta lucha a contrarreloj, potenciando un marco de credibilidad frente a los ciudadanos, los jóvenes y las instituciones nacionales, comunitarias e internacionales.

El fin de alcanzar la neutralidad climática en 2050, conlleva una serie de medios como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero o alcanzar un sistema eléctrico cuya generación se produzca a partir de energías de origen renovable, empleando un sistema energético del siglo XXI: descarbonizado, descentralizado y digitalizado.

Las propias Administraciones Públicas estarán habilitadas para incentivar el autoconsumo, facilitando especialmente las instalaciones fotovoltaicas en las comunidades de vecinos y la calefacción y refrigeración con cero emisiones. Todo un reto al que se suma la oportunidad de alcanzar una movilidad segura y limpia, con un parque de vehículos sin emisiones directas de CO2, instalando múltiples puntos de recarga eléctrica.

Un compromiso con altura de miras que también hará de Galicia un lugar mejor. Conservar la calidad de vida que caracteriza al extremo norte es objetivo prioritario, procurando que las instituciones y el conjunto de la sociedad gallega participe activamente en las acciones contra el cambio climático y de preservación de nuestros ecosistemas.

Una Ley con marcado carácter progresista y transversal que apuesta por articular el resto de políticas y medidas, y orientar así el proceso de recuperación hacia un modelo de prosperidad duradero y respetuoso con los límites del planeta. Una ley que promueve asimismo, la inclusión de la educación ambiental en las escuelas, apostando por la capacitación de los empleos del futuro.

Se instala en nuestro país un propósito de cambio, de prosperar por y para todos y todas, dirigido especialmente a los más jóvenes, que son cómplices y voz de la conciencia, en cuanto a los avances en la lucha contra el cambio climático.

Con esta norma apostamos todo al verde, por un país más limpio de emisiones, por un futuro para las nuevas generaciones, por un mundo mejor. Todo un desafío de ambición climática.

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