Opinión

37 insultos

En el registro de llamadas salientes del pasado día 1 de febrero de mi teléfono figuran “(37)” llamadas al 915 548 770, que es el teléfono habilitado por la Agencia Tributaria como Teléfono de Atención Tributaria Básica. Ese día era lunes, último día de plazo para presentar los modelos 303 (Autoliquidación de IVA) y 390 (Declaración-Resumen anual de IVA) que, entre otros, todos los autónomos tenemos que presentar dentro de los treinta días de enero a no ser que, ese día, sea festivo, como así fue, pasando al siguiente hábil.

Sigo siendo torpe en las tramitaciones de impuestos por internet. No hago más que las propias y cada vez que me enfrento a ellas es como si volviera a empezar. No iba a ser esta vez distinta.

Debían ser las 14:10. Llegado el momento de validar la declaración resumen, un error emergente en la pantalla me anunciaba que los importes introducidos “no coincidían con el resultado de las declaraciones trimestrales”. No era la primera vez. Recordé algún otro trámite trabado por este tipo de error. Así que me puse a repasar todas las declaraciones trimestrales y anoté todas las partidas (ingresos, gastos, tipos de IVA que apliqué , …). Sin embargo, el aviso continuaba presente. Rehíce los cálculos y repasé todos los importes durante casi cuarenta minutos. La diferencia era mínima, pero existía: apenas diez céntimos. No podía ser. Así que llamé al teléfono antes indicado para explicarles el caso, porque empezaba a desesperar. La sanción por no presentar el IVA en plazo es de 225 euros y el tiempo corría. 

Las (37) llamadas que hice fueron infructuosas. Que si “le paso con IVA” y se cortaba la llamada, que si me sugerían que llamara más tarde “porque todos nuestros operadores se encuentran ocupados”, o allá te las apañes colgado a la musiquita por horas. Era el inicio de la ira. Recordé de nuevo a “Bombita” protagonista del “Relatos Salvajes” (Damián Szifron, 2014). Al final, entre los insultos brutales por cada llamada fallida que pensaba propinar al primer operador que me contestase, caí en mi error y presenté la declaración sin ayuda. 

Como saben, el IVA es un impuesto neutro. Todo lo que se cobra en las facturas por este concepto, tiene que ingresarse en Hacienda. Nos toca hacer de recaudadores, perder tiempo y en muchos casos pagar a un gestor para que lo haga. ¿A cuento de qué, tenemos que hacer este trabajo gratis para el Estado y arriesgarnos a ser sancionados por los errores y retrasos? “Es que estamos colapsados” me dijo la última operadora, como si se tratase de las rebajas de enero. Esto hay que preverlo, señores. 

“No hay mayor dolor que no poder sentir en el otro, el suyo”. Hacienda sabe mucho de esto. Nunca siente nuestro dolor.

Te puede interesar