Opinión

Bardem y los calentólogos contra Inditex

Esta semana se publicó que el programa de becas de la Fundación Amancio Ortega ha superado el récord de aspirantes que se han presentado a la nueva convocatoria 2020/2021; más de 10.000 estudiantes son los candidatos para disfrutar de las 600 becas de un año académico de inmersión en una cultura extranjera y perfeccionamiento del aprendizaje del inglés. Pero cualquiera que conozca mínimamente la realidad del gigante textil gallego sabrá que su compromiso social va mucho más allá de las becas para cursar el equivalente a primero de bachillerato. No llegan las páginas de este periódico para describir la inmensa y alentadora política de responsabilidad social que desarrollan por supuesto, además de dar trabajo directo a 175.000 personas de 154 nacionalidades. Su contribución al bienestar comunitario se desarrolla a través de más de 600 iniciativas que benefician a dos millones y medio de personas en ámbitos tan dispares como la salud, ayuda humanitaria, educación, integración o el reciclaje, realizadas en colaboración con más de 400 organizaciones sociales. Todo ello le ha merecido el reconocimiento de innumerables organismos, como el del “Dow Jones Sustainability Index”, que por cuarto año consecutivo ha distinguido a Inditex como la compañía líder de su sector en la categoría de “corporate citizenship & philanthropy”, que básicamente significa lo contrario que ser el enemigo del pueblo, evadir impuestos y lavar conciencias “dando limosmas”, tal como manifiesta alguien como Pablo Iglesias, paradigma en la generación de riqueza y de puestos de trabajo (propios, claro).

Nadie de Inditex será tampoco invitado a participar en la cumbre climática, convertida en “cumbre borrascosa” con la estelar presencia de Javier Bardem, de quien no se conoce mérito medio ambiental alguno más que su contaminado sectarismo que le lleva a llamar estúpido a un abogado del Estado democráticamente elegido por los madrileños. Dice ahora que como el planeta, se le calentó la boca; que Dios les coja confesados a los americanos que, afortunadamente, nos libraron de soportarle a diario.

La compañía de Ortega sí que debería ser protagonista y contar al mundo su explícito compromiso en la protección de la biodiversidad y el entorno natural. En todas las fases de su cadena de valor y procesos operativos se aplican políticas multidisciplinares que manifiestan su sensibilización para reducir el consumo de agua, energético, la generación de residuos y la gestión responsable y sostenible de los recursos naturales. Pero no les veremos en una cumbre, que vuelve a tener toda la pinta de ser una plataforma montada para no solucionar nada, más que multiplicar la proliferación  de chiringos dirigidos por supuestos calentólogos desde los que atacar de nuevo al capitalismo y a los empresarios como culpables de todos los males.

Te puede interesar