Opinión

Generaciones

Si usted está leyendo esta columna en un periódico de papel posiblemente sea un “baby boomer”. Si lo lee en internet, probablemente sea un “millennial” y si no lo lee ningún medio de comunicación tradicional, podrán considerarle un “centennial” o incluso un “nini”. La moda de etiquetar y, por lo tanto, de intentar colectivizarnos en grupos, en lugar de considerarnos individuos es imparable. Se controla mejor a cien millones de personas que se consideran a sí mismos un colectivo, que a otros cien millones que se proclaman individuos independientes ajenos a cualquier tipo de grupo.

La fecha de nacimiento no es lo que realmente encasilla a las personas en una u otra generación. Es decir, nadie es “millennial” o “X” por el hecho de haber nacido en un año o en otro, como si del horóscopo se tratara; lo verdaderamente relevante sería, más bien, lo que hayan marcado, antes y después, las circunstancias históricas en la vida colectiva de un grupo de individuos en un determinado punto formativo de sus vidas, en la medida que les puedan hacer interpretar la realidad de una forma determinada sin que, por supuesto, esto signifique un esquema rígido que pueda vincular a todos ellos.

Así, a los nacidos entre 1945-1965 se les denomina “Baby Boomers” porque llegaron en pleno auge de la natalidad. Consideran el trabajo como un factor importantísimo en sus vidas. Para ellos la perspectiva del trabajo es a muy largo plazo en un mismo sitio y empresa. La “Generación X” (1965-1980) vivió la llegada de internet y el desarrollo tecnológico, por lo que son los que mejor asumen los cambios. A los “Millennials” o “Generación Y” (1980-2000) les gusta aprender y emprender. El trabajo inestable les ha hecho inmunes a los cambios laborales. Los “Centennials” o “Generación Z” (a partir del 2000): son los más creativos. Quieren trabajar y vivir de sus aficiones, o incluso, tener su propia empresa. 

Pues dicho lo anterior, quiero señalar a una progenie de la que poco se habla y que deviene de los nuevos tiempos que nos tocan vivir, transversal a todas ellas y de la que dudo sea la salvaguarda de nuestra civilización. Es la generación que no compra, sino comparte (música, piso, transporte), quiere trabajar sólo en lo que le gusta, le apasiona subir a Instagram fotos con paraísos naturales de fondo y le enardece el medio ambiente. Algunos ya los encasillan como la generación “Clima” y me viene al pelo uno de esos “memes” que circulan por ahí: “Millones de jóvenes quieren limpiar el planeta. Millones de padres sugieren que comiencen por su dormitorio”.

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