Opinión

Preparados para lo peor, pero esperando lo mejor

En el sentimiento que revelan los asomos de no pocos agentes sociales durante estos últimos días, bien podría esconderse la famosa frase del que fuera dos veces primer ministro del Reino Unido, Benjamín Disraeli: “Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”.

Felipe González, Aznar, buena parte de la militancia y barones del PSOE, editoriales, columnistas, cronistas internacionales, analistas económicos, y parece ser que más del setenta por ciento de los españoles que, según una encuesta publicada por El Español, quiere un gobierno entre PSOE, PP y Ciudadanos. Por tanto, sería una falacia la insistencia de Pablo Iglesias en asegurar que “el pacto Podemos-PSOE es un mandato recibido del pueblo a través de las urnas”.

Sea lo que sea, “el pueblo”, “la gente”, como le gusta decir al podemita, está preparada para lo peor. Los empresarios esperan un castigo tributario de un 10% para que a sus empresas con producción contaminante se les aplique un impuesto de sociedades del 35%; cientos de miles de familias temen ver truncada la libertad de elegir un centro concertado para la educación de sus hijos; otros ven con espanto que la solución para bajar la factura de la luz sea la de intervenir todavía más un sector ya hiper regulado con la creación de una empresa pública eléctrica, además de intervenir irracionalmente en el mercado bancario, del alquiler y de las telecomunicaciones y, millones de ciudadanos temen que hacer depender la gobernabilidad de España del independentismo tenga consecuencias irremediables para su estructura territorial y dejar en manos de los filo comunistas el control de la burocracia para alinearla a sus objetivos, un suicidio democrático.

Pero sea lo que sea, “el pueblo”, “la gente”, espera lo mejor. Fallido el anterior intento de pacto entre Ciudadanos y el PSOE o el proyecto España Suma, se espera que pueda evitarse “in extremis” un gobierno de extrema izquierda mediante un pacto entre el Partido Popular, Ciudadanos y el PSOE, que contemplara un consenso de mínimos, ya que Pedro Sánchez no aceptaría, obviamente,  otras exigencias que afectaran las líneas nucleares de su programa. ¿Sería esto posible?  

 Pues para otro economista, que también espera lo mejor, sí. Juan Ramón Rallo ha planteado que, al menos en materia económica, el bloque de centro derecha podría reclamar a Sánchez estos compromisos, a cambio de investirlo como presidente de gobierno:

1. Dado que los socialistas dicen estar comprometidos con la reducción del déficit, “debería ser sencillo coincidir en que subir impuestos sería del todo desastroso” para alcanzar la estabilidad presupuestaria en un contexto de desaceleración económica. 2. Garantizar la viabilidad financiera de las pensiones y cese de su utilización electoralista. 3. Mejora de la reforma laboral, plan de choque contra el alza de los precios de la vivienda a través de incrementar la oferta de pisos y otras reformas estructurales (completar la privatización de Bankia, apertura de la competencia al ferrocarril, lucha contra los monopolios…).

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