Opinión

“Yo no soy tonto”; pero tú sí

A uno le atrajo en algún tiempo todo aquello que tenía que ver con el marketing, la mercadotecnia, la comunicación y la publicidad. Todavía hoy, es posible que sea el ámbito profesional (si es que hay alguno) en el que más podría aportar. Aunque en otros ámbitos mercantiles es muy apreciada, es en estos que les digo, donde la creatividad y el ingenio deben de tener más protagonismo. No me encuentro entre los que más extendidas tienen estas competencias, aunque he de reconocer que puedo suplirlas por tener cierta capacidad de observar mi entorno y captar tendencias desarrolladas por otros muchos más listos que yo y acomodarlas en mis propios proyectos o en aquellos para los que trabajo profesionalmente. Hay que tener en cuenta que mi diseño humano es reflector… Ahí lo dejo, para quienes quieran descubrir una de las teorías del entendimiento humano.

Pues bien, como todos saben, también la publicidad está sometida a regulación. Puedes ser muy creativo, pero entre las primeras cosas a evitar está la de hacer publicidad engañosa o ilícita. Esto es, que la promoción se ajuste a la naturaleza real de los productos y servicios, no omita costes adicionales o, incluso, sea confusa para el consumidor, u oculte o haga ininteligible información relevante. Toda esta regulación está contenida en la Ley General de Publicidad y la de Competencia Desleal y aquellas normas especiales que regulan determinadas actividades publicitarias. Y ya saben, quien incumple una ley lo paga. En este caso, con penas de prisión de seis meses a un año. 

Sin embargo, hay quien puede engañar en sus mensajes con total y descarada impunidad. Parapetados en el cordón político, el gobierno puede decir que no sube los impuestos mientras que elimina una exención. No mienten, porque no suben los tipos del impuesto pero, sin embargo, se elimina o endurece la posibilidad de una exención. Resultado: “sin” subir los impuestos, pagamos más impuestos. Si esto no es publicidad engañosa, falacia fiscal u omisión de información relevante, que venga Dios y lo vea.

Si somos comerciantes no podemos decir que celebramos “el día sin IVA”, ni ocultar que una oferta está condicionada a cumplir un periodo de permanencia o retocar con photoshop a las modelos que promocionan cosmética femenina. Pero si eres político, puedes ser lo sinvergüenza que quieras para decir que no subes impuestos cuando lo que pretendes es subirlos de forma indirecta. Nadie te reprochará nada. 

No pretendo fomentar la publicidad comercial engañosa porque algo tengo muy clarito: engañar a los consumidores puede ser para alguien una artimaña tentadora en un momento dado pero, a la larga, es la peor estrategia de marketing posible. Lo que defiendo es que, ya de legislar por todo, se nos proteja de igual forma tanto como consumidores como obligados tributarios. De lo contrario, nos estarán llamando tontos a la cara.

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