Como nos vino la plaga
así tendrá que marchar,
el río muere en el mar
y quien la hace la paga.
Y no es el miedo a la muerte
lo que a mí más me molesta
que continúe la siesta
eso sí que es mala suerte.
Son la cautela y el miedo
lo peor de cada casa,
los que hacen que la masa
sea silencio de corderos.
No callare, yo no callo,
que aquel que calla, otorga
y si otros llenan la andorga
a ti que te parta un rayo.
Al freír será el reír,
eso ya es cosa sabida
y pues seguimos con vida
dejémonos de sufrir.
A la calle, a la calle,
que no se diga,
y al que Dios se la dé,
San Pedro la bendiga.
VICENTE ARAGUAS (mayo, 2020)