Opinión

Caídos por Dios y por España

Lo más incomprensible en algunos asuntos de nuestra actualidad tipo Valle de los Caídos, fosas en las carreteras, memoria histórica, franquismo, etc., al menos para mi, es el papel o mejor dicho el "no papel" que juegan y han jugado desde hace decenas de años en dichos temas los católicos españoles y siguen haciéndolo hoy, igual que cuando Franco se paseaba por España bajo palio, cariñosamente acompañado por el obispo de turno. 

¿En serio no pueden abrir la boca ni decir nada al respecto los católicos? ¿Pero qué Evangelio han leído? No debe ser el mismo que he leído yo, y eso que me he tomado el trabajo de leerlo unas cuantas veces y tengo varias ediciones distintas. Quizá no lo entendí. Puede ser.

Algo parecido me ocurre al ver la actitud de algunos medios de hoy sobre otros temas, como por ejemplo la del ABC con su portada de hace un par de semanas sobre la llegada de los inmigrantes del Aquarius. ¿La recuerdan? "España afronta una avalancha de inmigrantes por el efecto llamada." ¿Pero de qué hablan? La "avalancha" de inmigrantes ya estaba aquí mucho antes de que llegaran los seiscientos del Aquarius, y de hecho en solo dos días esa misma semana pasada entraron más de mil por el Estrecho, es lo habitual. ¿Ese titular es periodismo? Yo creo que no. Creo que solo es intoxicación informativa. ¿Acaso puede ser un problema la llegada de mil, dos mil, o cinco mil personas en un país de cincuenta millones de habitantes? Claro que no. Si lo fuera, entonces es que somos cincuenta millones de incompetentes.

Caídos por Dios y por España sí fueron los miles de emigrantes que se tuvieron que largar a Francia, México o Argentina después de la guerra; y otros que años más tarde, en otra situación distinta, se fueron a currar a Suiza o Alemania simplemente porque aquí no tenían trabajo. Todos esos sí que cayeron por Dios, y también los que están enterrados en las cunetas. Pero no los que aparecían listados en bronce en las fachadas de las iglesias españolas hasta hace pocos años, encabezados por José Antonio Primo de Rivera. Por cierto ¿quién era Rivera?, nunca lo supimos. A estas alturas ya casi suena al primo de Zumosol.

La derecha española, que desde la muerte de Franco había conseguido parapetarse más o menos tras una apariencia democrática, salvo Aznar claro, se está revelando últimamente como lo que era: lo peor. Y esa derecha llena de fobias se alimenta también del silencio de tantos católicos que consienten y no protestan. A mí me avergüenza. No soy católico pero mi familia y muchos amigos míos lo son. Y son muy buenas personas. Precisamente por eso ese silencio me avergüenza.

Chicos, os lo digo amistosamente: ¿Podéis leer el Evangelio otra vez, please? Después mirad a los ojos a los niños del Aquarius... y, por supuesto, mirad a los ojos a los adultos también.

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