Opinión

Censura que algo queda

Por si no teníamos suficiente con yihadistas, imanes barbudos, evangélicos desquiciados y otra fauna parecida, ahora surgen como setas guardianes de la moral que ven arte degenerado o cualquier cosa degenerada en todas partes, como aquel señor del bigotito que se cargó a seis millones de judíos, dos millones de gitanos, etc., solo porque según él eran degenerados.

En solo los dos últimos meses hemos asistido primero a la petición de una señora, Mia Merrill (pongo su nombre aquí no para promocionarla sino para que lo anotemos todos) que solicitó al Museo Metropolitano de Nueva York la retirada de la obra de Balthus "Teresa soñando". Por suerte el MET no le hizo ni caso, a pesar de que Mia Merrill consiguió reunir 9.000 firmas a favor de su sacrosanta cruzada. Segundo, distinta suerte corrió el cuadro "Hylas y las Ninfas" de Waterhouse que sí fue retirado de una galería de arte de Manchester por razones parecidas. Y tercero y cuarto, las recientes negativas de Alemania y Reino Unido a exponer en lugares públicos una campaña publicitaria de la Oficina de Turismo de Viena para conmemorar los cien años del modernismo austríaco, en los que aparecen desnudos de Egon Schiele.

Claro está los imanes radicales son unos ignorantes y aun más en Historia del Arte, pero estoy seguro de que la señora Mia y sus colegas de Manchester, Londres y Berlín tienen estudios superiores, lo que por supuesto no significa que tengan un criterio superior en ningún campo del saber. A la vista está. A estos iluminados le vendría genial un Daniele da Volterra que enarbolara su bandera, el pintor italiano que siguiendo órdenes del papa Pío V tapó con pudorosos paños todos los genitales de los denudos de la Capilla Sixtina, razón por la cual fue apodado "Il Braguettone". La verdad es que Daniele da Volterra no era mal pintor, había sido discípulo del propio Miguel Angel, pero su mayor logro y por el que de verdad consiguió pasar a la historia fue este.

Aquí también tuvimos algún caso sonado aunque a menor escala, no somos el MET. Como el famoso del cabo Piris, un policía local que en 1975 entró en la librería Figueroa de Cáceres odenándole al dueño retirar del escaparate un libro de arte en el que aparecía "La Maja Desnuda", por inmoral. O aquel otro de la censura cinematográfica del franquismo en el que para evitar que los espectadores vieran un adulterio en la pantalla en la película "Mogambo" (el que iban a cometer Clark Gable y Grace Kelly), mediante el doblaje convirtieron a Donald Sinden en hermano de Grace Kelly que eran marido y mujer en la película, así que efectivamente ya no había adulterio... pero sí un incesto de tomo y lomo. La censura es lo que tiene, es como rascarse, empiezas y ya no puedes parar. 
Yo creo que la Teresa del cuadro de Balthus en realidad no está soñando, sino empezando a tener pesadillas.

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