Opinión

El gran tour

Estos días con motivo del confinamiento del coronavirus (tema inevitable que no nos podemos quitar de encima) aparece cada vez más en los medios y entre la comunidad educativa y sobre todo familias con niños una preocupación lógica, porque esos críos van a perder quizá un curso entero, o puede que más. 

En mi opinión, no soy un experto ni un educador, no debería preocuparles tanto. Es mejor creo yo verlo como una oportunidad aunque sea obligada en este caso, para que los chavales y chavalas aprendan otras cosas distintas y amplíen sus campos de conocimiento y sus experiencias en un territorio que no es el de siempre, el de las clases, el cole, el recreo, el fútbol, los libros de texto y la formación reglada.

O sea que yo lo veo, o quisiera verlo así, como algo parecido al Grand Tour de los siglos XVIII y XIX en el que las familias adineradas inglesas mandaban a sus hijos jóvenes a recorrer Europa durante un año entero, sobre todo Francia, Italia y Grecia para que conocieran otras sociedades, otros idiomas, otras gentes, y especialmente para que se imbuyeran de la cultura y el arte clásico: París, Roma, Florencia, Venecia, Atenas, etc. 

Y a la vuelta aquellos chicos debían retomar sus estudios donde los habían dejado, pero entonces con un espíritu y un criterio personal más culto, más crítico, más inteligente, más formado. Lo que les daba un "plus" en comparación con sus compañeros de edad o generación. Claro está que aquellos chavales eran universitarios generalmente aristócratas con muchos medios económicos, pero creo que para un niño pequeño una experiencia así, la de cambiar de rutinas y de vida puede ser igualmente enriquecedora.

En "Retorno a Brideshead" de Evelyn Vaugh hay un Grand Tour en el que los protagonistas Sebastian y Charles viajan a Venecia. Después Charles regresa a Inglaterra pero Sebastian continúa hasta Egipto y de vuelta acaba en Marruecos. En los capítulos que se desarrollan en Italia la novela muestra lo enriquecedor de la experiencia, sobre todo artística, para Charles que acabará siendo un gran pintor.

En Estados Unidos sigue siendo corriente esa práctica hoy. Un universitario aparca la carrera y se va a recorrer América o el mundo durante unos cuantos meses. A la vuelta regresa a la facultad y termina sus estudios. No pasa nada. Al contrario: a él le pasa algo... para mejor.

Por supuesto que no es lo mismo viajar que estar encerrado en casa todo el día, pero hace poco un conocido del Facebook publicó un post curioso en el que decía que él el año pasado había dado la vuelta al mundo siete veces. ¿Y cómo? Pues muy sencillo: leyendo.

Quizá para estos críos si sus maestros, padres, parientes, vecinos, amigos e instituciones sabemos hacerlo bien este confinamiento pueda ser una especie de Grand Tour. Y puede que vuelvan de él, ese era el propósito del Grand Tour, como mejores personas que cuando lo iniciaron.

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