Opinión

Estenopeicas

El otro día curioseando bobadas por internet que es lo que se hace mayormente en internet, me acordé de esto. 

En los ochenta, siendo yo un incipiente fotógrafo, asesorado e instruido por un gran maestro de fotografía que tuve, José Luis Suárez Canal, construí una cámara estenopeica. Por aprender algo de fotografía. Algo más.

Era una simple caja de zapatos de cartón a la que hice un agujero en uno de los laterales pequeños con una aguja de coser. Un agujerito que se tapa por fuera con un esparadrapo. En el interior, al otro lado de la caja y dentro del cuarto oscuro claro está, se pega un negativo con unos celos sujeto a la otra pared. Después la caja se tapa y se cierran sus laterales con cinta adhesiva para que sea totalmente estanca y no entre luz. Acto seguido se pone la caja en algún sitio y se calcula más o menos un tiempo de exposición, generalmente largo (yo ya no sé calcular eso, he olvidado casi todo lo que supe de fotografía pero entonces, de chaval, sabía hacerlo). 

Se quita el esparadrapo para que la luz entre por el agujerito y la imagen se proyecte en el negativo del fondo, se deja así y se espera. La primera vez lo hice dándole dos minutos. Después se vuelve a tapar el agujero con el esparadrado, se lleva la caja al cuarto oscuro, se abre, se revela el negativo del interior y se ve lo que sale.

En aquel primer intento mío la imagen salió muy sobreexpuesta, así que lo repetí todo otra vez con un minuto en lugar de dos. Entonces salió mejor.

Yo solo lo hice para aprender algo más de fotografía que era lo que me ocupaba entonces, pero las imágenes fotográficas estenopeicas son increíbles. Son muy borrosas y desenfocadas, pero reúnen y conjugan también siempre una cierta magia, y cuando por fin las revelas y ves el resultado son de una belleza inexplicable como un poema inesperado. Como un regalo del cielo. Un regalo de la luz.

No sé por qué estoy escribiendo este artículo sobre algo que casi parece, al menos a mí me lo parece, tan privado y personal como un secreto y que a ustedes no les interesará en absoluto. Seguramente pierden el tiempo leyéndolo. O tal vez solo lo escribo por rellenar unas cuantas líneas y que me paguen unos euros más por esta columna. ¿Quién sabe?

Hoy en día que cualquier smartphone hace unas fotos preciosas sin que el usuario tenga que hacer nada más que tocar un botoncito en la pantalla, yo creo que sería una buena idea que a los niños en el cole, de pequeños, les enseñaran a hacer estenopeicas y aprendieran como se hacen fotos con ellas. Es un poco, ya digo, como tocar el cielo con los dedos. Algo así.

Y al final solo es una modesta caja de zapatos de cartón con un agujerito. Solo eso. Pero... es la luz.

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