Opinión

De fotógrafos

Siguiendo con mi serie de artículos titulados "de" sobre profesiones del mundo de la moda y/o la publicidad, no podían faltar los fotógrafos. Los fotógrafos son los "Gandalf" de esta historia, los artífices en la sombra (por cierto, ¡qué apropiado lo de la sombra tratándose de fotógrafos!). Los artífices de todo lo que ocurrió o iba a ocurrir en el arte desde el siglo XIX y en adelante, hasta hoy.

Yo fui uno de ellos, un fotógrafo, y creo que fui bueno en mi momento (con perdón), pero no tanto como muchos a los que conocí y con los que trabajé después. Los fotógrafos son magos que aparecieron a principios del siglo pasado para enseñarles a los pintores lo que tenían que hacer. De hecho Delacroix, Degas y otros grandes artistas emplearon a menudo fotografías para sus cuadros y composiciones aunque siempre lo mantuvieron en secreto, la fotografía entonces estaba mal vista pues no era un arte sino algo menor, una profesión un tanto despreciable.

El "Castillo de Chillon" de Courbet es una copia de la fotografía "El Castillo de Chillon" de Adolphe Braum; "Dos en un bote", el precioso cuadro de Theodore Robinson de 1890, es un calco de una fotografía homónima y anónima del año anterior; y los dibujos de Degas de jinetes y caballistas están directamente copiados de las series de fotografías sobre el movimiento de Muybridge. Hay un libro precioso de Aaron Scharf que explica todo esto muy bien. Se titula "Arte y fotografía", para el que quiera echarle un vistazo.

Pero los fotógrafos no tenían que dar lecciones a nadie. Y tampoco tenían esa intención. Ellos iban a su aire y en seguida ocuparon su lugar en el mundo. El que les correspondía. Yo, como dije, he tenido la suerte de trabajar con fotógrafos extraordinarios que convertían lo que ocurría en el set en una maravilla visual en el papel como hizo la fotografía siempre desde el siglo XIX, transformando lo oscuro en una locura inexplicable llena de luz que buceando en la roja cubeta del laboratorio durante unos minutos (hoy con lo digital ya no existe eso), se convertía en algo nuevo transfigurado no se sabía cómo por la química, el deseo y los sueños.

Fotógrafos. Los hay de todas clases. Desde los reporteros de guerra que se juegan la vida para capturar el instante de una ejecución en primer plano y contarnos así como es el campo de batalla en serio, hasta los que fotografían a Dovima en blanco y negro maravillosa entre elefantes, como hizo una vez Richard Avedon, una extraña mezcla de lujo y locura.

Eso es lo que hacen los fotógrafos con el sol, con la luz en realidad: poesía. La mayoría de los que he conocido de cerca bien fotografiaran paisajes, flores, desnudos o la muerte eran fabulosos y siempre los envidié. A mí me hubiera gustado ser al final uno de ellos. Tan solo uno más. Eso me hubiera gustado, lo juro.

Te puede interesar