Opinión

La infanta María Antonieta

Como las cosas se olvidan a una velocidad de vértigo voy a recordar yo una de esas que se nos van olvidando.

Iñaki Urdangarin debería estar en la cárcel pero también todos sus secuaces, y no quiero meterme en el terreno de los jueces ni mucho menos pero eso es lo que pensamos la mayoría de los españoles. Pregunten por ahí. 

Y el principal de los secuaces del ex-balonmanista en aquella película que parecía un guión de Mario Puzo fue la infanta Cristina. Quizá en realidad ella era el jefe y todavía no nos hemos dado cuenta, ya digo que el asunto siempre fue un guión de Mario Puzo. 

La infanta Cristina en aquel juicio de no recuerdo nada, no recuerdo nada, no recuerdo nada, se reveló como una niña malcriada y protestona que había vivido siempre entre algodones con la mejor educación, trabajos de lujo para los que ignoramos qué méritos tenía y todas las facilidades del mundo, dinero, comodidades, etc. Todo eso para acabar convertida al final en una simple ladrona. Y no una ladrona sexy y guapa con el encanto de Tippi Hedren en "Marnie", la película de Hitchcock. No. Una simple ladrona de tres al cuarto, una robagallinas, solo que las gallinas que robaba ella eran siempre las gallinas de los huevos de oro. Es lo que tiene la nobleza, que solo se conforma con lo mejor.

Al igual que las esposas de los narcos y en Galicia sabemos de eso (véase la serie "Fariña"), ella nunca se preguntaba de dónde venía el dinero, ni por qué cada semana había que llevar al banco una bolsa de El Corte Inglés con varios millones de euros. ¡Vaya por Dios! ¿Para eso tanta educación y tanta universidad?, ¿para al final no hacerse ninguna pregunta?

Esa infanta que ha renegado de España, ya no quiere vivir aquí y no lo hace, parece estar entonando silenciosamente todo el rato el monólogo de Segismundo "¿qué delito cometí contra vosotros naciendo?" Pero su delito no fue nacer aunque ella no quiera darse cuenta. En este mundo el delito de muchas personas es efectivamente nacer, nacer en un pueblo muerto de hambre, nacer huyendo de una guerra, nacer siendo diferente, nacer pobre en fin.

Como ya he dicho otras veces y saben mis lectores yo me siento románticamente monárquico. Sobre todo porque me gusta la idea de tener un rey, eso me parece romántico, y también porque así además sé a quién hay que guillotinar si llega el caso. Cristina se parece cada día más a María Antonieta, ya saben, la que decía "si el pueblo no tiene pan, que coma pasteles". 

Volviendo al monólogo de Segismundo "bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor", a Cristina la justicia y el rigor no le tocan. Ella está por encima de eso. Levita, como levitaba su abogado. Actualmente la infanta levita en Suiza.

En fin, yo siempre fui más de Elena... qué le vamos a hacer.

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