Opinión

La matanza de Azambuja

En lugar de a los veintiséis millones de españoles que según algunos habría que fusilar, yo propongo fusilar a dieciséis. Me explico, no a dieciséis millones sino solo a dieciséis españoles. Así nos ahorraríamos un montón de tiempo, complicaciones, gastos y balas. 

Como ya se habrán imaginado ustedes me refiero a los dieciséis cazadores que mataron más de quinientos venados en una finca portuguesa en Azambuja hace unos días.

Quinientos venados entre dieciséis cazadores sale a 31,25 venados por cazador. Un récord propio del Libro Guinness. Esa eficacia asesina numérica se explica parece ser porque la finca, un coto de caza, está amurallada así que los animales no podían huir aunque lo intentaran. Por otra parte los otros animales, los de verdad, o sea los dieciséis cazadores españoles, tampoco iban a salir de la finca porque precisamente ellos habían entrado allí a hacer eso: matar.

No sé si algún cazador cuando llegó de vuelta a su casa y cenando en familia (ya saben como es la Nochebuena) le contó a su mujer, a sus hijos e hijas, a los abuelos, a su cuñado o a quien fuera mientras brindaban todos con el cava de rigor, la proeza que había llevado a cabo aquella jornada memorable. Voy a imaginar cómo lo hizo.

"Familia, amigos, hijos, hoy es un gran día –diría el hombre hinchado como un pavo (qué apropiado para una celebración tan gastronómica en estas fechas navideñas) levantando la copa de espumoso–, hoy he matado yo solo a treinta animales libres, elegantes, majestuosos, inocentes de todo, inocentes de cualquier cosa salvo de embellecer el mundo con su simple existencia y sus pasos. Seguramente muchos de ellos tenían una esposa o varias (esto es propio de los venados), o un marido, y todos tendrían hermanos, padres y madres, y algunos hasta cervatillos bonitamente moteados que se habrán quedado huérfanos, abandonados para siempre. Brindemos por eso. Cheers!"

Vale, es una ficción literaria ya lo sé. Aunque el cazador se vanagloriara de su acción criminal que seguramente lo hizo y muchas veces, él no lo diría así. Sospecho que ese tipo ni siquiera sabría construir correctamente frases en español tan simples como "buenos días", "te quiero mucho" o "qué bonita puesta de sol". Mucho menos, decirlas.

Lo que sueño yo con esta noticia, o quisiera soñar y esto también es ficción literaria (aquí todo es ficción literaria menos los quinientos venados muertos), es con que hacia al final de su engreído y estúpido discurso, su hijo pequeño que solo tiene siete u ocho años, apenas levanta un par de palmos del suelo y lo está observando todo el rato con los ojos abiertos como platos y escuchando con atención sus palabras, diera un puñetazo en la mesa, se pusiera en pie derribando la silla y se fuera del comedor familiar llorando a lágrima viva y gritándole a su padre: "¡Has matado a Bambi, has matado a Bambi, eres un HDLGP!"

Eso sueño. 

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