Opinión

Ofendiditos

Este artículo se lo dedico con cariño a un par de amigas a las que les encanta esta palabra tan graciosa: ofendiditos. Voy.

Últimamente por estos lares todo el mundo se siente ofendido. O debería decir más bien "ofendidito", creo. 

Vox, un partido especialista en esa clase de asuntos idiotas, presenta una queja contra el ayuntamiento de Valencia a propósito de una obra de teatro subvencionada con dinero público en la que, según dicen ellos se ofende a los católicos y a sus creencias. Como si a Vox le importaran algo los católicos. ¡Anda ya, menudo morro que tienen!

Pero esto resulta especialmente sorprendente ya que a) Vox está más subvencionada con dinero público que la radio televisión española, y a mi que no soy católico eso no me ofende. En todo caso podría molestarme ya que no tengo ningún aprecio por Vox pero ofenderme ¿pues qué quieren que les diga? no. Y b) católicos y cristianos en general, llevan ofendiéndose por todo desde el siglo I hasta el estreno de "Jesucristo Superstar" en los años setenta. Eso por no mencionar "La Vida de Brian" de Terry Jones, que es de los ochenta.

Otro ofendidito de nota es Mr. Pablo Iglesias. Nuestro flamante vicepresidente no sé si segundo, tercero o cuarto del gobierno de la nación se ofende porque el rey Felipe VI llama por teléfono al presidente del poder judicial, para decirle que este año no irá a la entrega de despachos a los nuevos jueces, algo que llevaban haciendo tanto este rey como el anterior toda su vida. ¡Uau! Si yo tengo (que la tengo) una comida mensual con un grupo de amigos y un mes no puedo ir, lo lógico es que llame por teléfono al organizador de dicha comida para decírselo ¿no creen ustedes? Es lo normal.

Siempre se ha dicho que en España la envidia es el deporte nacional, pero ya no. De los envidiosos hemos pasado a los ofendiditos. No sé si hemos mejorado, no lo creo. Como nos explicó una vez Machado la envidia no es tan mala: "La envidia de la virtud hizo a Caín criminal. / ¡Gloria a Caín!, hoy el vicio es lo que se envidia más".

Aquí en este país subvencionados están todos menos usted que me lee, yo, y unos pocos más. Estoy por apostar lo que sea por eso. Me juego un brazo. No lo perderé. 

Aquí los que están y no precisamente subvencionados sino super subvencionados son Pablo Iglesias, Santiago Abascal, Alberto Garzón, Pablo Casado, Pedro Sánchez, Carmen Calvo, Díaz Ayuso, etcétera. La lista de nombres que es casi interminable la puede completar cualquiera.

Y esos magníficos actores y actrices sí que hacen una obra de teatro subvencionada alucinante. Una que aplaudimos los españoles todos los días cuando cae el telón. Lo malo es que al día siguiente... el telón se vuelve a levantar.

Ojalá dejemos de ser ofendiditos y pasemos de una maldita vez a ser y sentirnos ofendidos de verdad.

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