Opinión

¿Pin o clic?

Ami el pin parental me recuerda aquel cómic porno de los ochenta de Milo Manara que se titulaba "El Clic". Trataba sobre una chica sexy, espectacular, a la que le implantaban un artilugio en el cerebro. Después bastaba con apretar un botoncito en un pequeño mando a distancia y la chica se convertía en una fogosa y complaciente máquina sexual. El pin parental me suena a algo parecido solo que al revés. Sirve para que los padres, con un simple clic, impidan que sus hijos se enteren de cualquier cosa relacionada con el sexo (“Misión Imposible 7”, por cierto, llamen rápido a Tom Cruise). Pero ese es el fondo del asunto: el sexo.

También estaría bien por ejemplo un pin infantil para que los niños puedan bloquear a sus progenitores si no les gustan los telediarios que ven sus papás; o no les gusta que sigan trayendo al mundo más hermanitos; o ¿quién sabe? no les gusta la comida vegana de casa ¿guisantes otra vez? ¡jo, tío!, prefiero las albóndigas del colegio. ¡Pin, hala, bloqueada esa maldita comida! 

Además podríamos desarrollar pins biológicos y zoológicos a gusto de los antievolucionistas; un pin terraplanista, un pin anticatólico, un pin antiaristotélico, un pin antiespañol, e incluso un pin antimusulmán y hasta un pin antipin. Podría haber pins para todos y así todos seríamos felices, pues tendríamos aplicaciones en el móvil para activar y desactivar el mundo a nuestro gusto.

Se me ocurren muchos pins más. El terreno de los pins es un campo abierto para los emprendedores en ese espacio lleno de futuro y oportunidades de negocio que son las nuevas tecnologías: I+D+i=pin, que diría Einstein. 

Supongamos que usted entra en un bar a tomar una caña y en la tele tienen a todo volumen una serie de Netflix, un canal que usted precisamente aborrece. Pues nada, con el pin antiNetflix bloquea la emisión y punto. Acto seguido se toma la caña y el pin(cho) de tortilla tranquilamente. ¿Cuál es el problema? Ninguno.

Otro pin genial sería el pin antiindepe. ¿Que usted se cruza con Quim Torra en el súper haciendo la compra? ¿Que el tipo lleva el carrito lleno de insolentes lazos amarillos y lo mira con esa típica expresión suya que se interpreta perfectamente como si lo estuviera llamando puto español? Pues lo bloquea de inmediato con el pin antiindepe del smartphone y listo, Quim Torra queda paralizado con su carrito en medio del pasillo y que le den morcilla, espetec o lo que sea. Aquí paz, pin, y después gloria.

Pero el pin parental de esos papás de la derecha curiosamente y como apunté al  principio solo tiene un objetivo. Y es que a sus hijos, a los que tanto quieren dicen ellos, no les enseñen en el cole qué es un preservativo, no vaya a ser que los chavales en la adolescencia NO pillen una ETS, algo básico para su correcto desarrollo humano y personal como adultos. ¡Piiiinn! Corto y cambio.

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