Opinión

Secesionismo de alta intensidad

He empleado en el título de este artículo la expresión "alta intensidad" en lugar de "última generación" porque creo que está más de moda. Un esnobismo como cualquier otro. Todos tenemos nuestros defectos.

Una vez más el gobierno de Artur Mas (me ha salido un pareado sin haberlo preparado), uno de mis personajes favoritos en la caterva de políticos españoles impresentables, ha dado otra vuelta de tuerca a su tema, el secesionismo. Para Mas el secesionismo es una religión.

Si algo no se le puede negar a Mas es su vis cómica. Es un humorista nato. Está hecho para El Club de la Comedia y debería dedicarse a eso. Es un tipo muy serio capaz de decir las mayores bobadas sin que le tiemble un músculo. Pocos tienen ese don. Yo cada vez que lo oigo hablar me acuerdo de un famoso chiste de aquel sí genial catalán y tan añorado humorista, Eugenio. Ya saben, el que diu: "Dios mío, dame paciencia, ¡pero ya!"

La última genial idea que se les ha ocurrido tanto a este hombre preclaro que habla inglés y viste de traje, y a sus variados secuaces que le secundan todas las gracias, ha sido sugerir que el gobierno catalán podría conceder la nacionalidad, obviamente catalana las otras ya las tienen ellos, a valencianos, baleares y aragoneses. Así como suena. Le faltó añadir que también se la podría conceder a los franceses que residan desde los Pirineos hasta el distrito norte de París. Y ya puestos ¿por qué no?, a vascos, asturianos, gallegos, extremeños, cántabros, etc. En fin, a todo el mundo si se tercia. De esa forma el problema secesionista catalán que tanto preocupa a los políticos españoles se solucionaría de un plumazo y de una forma elegante. Y digo elegante en el sentido en que matemáticos y físicos utilizan la palabra para describir por ejemplo una fórmula o una teoría. Aquí y en el extranjero todos estamos deseando ser catalanes cuanto antes. Nos morimos por eso.

Claro que las sugerencias de Mas no suelen ser muy elegantes. A veces uno no distingue bien si son sugerencias, invitaciones o amenazas veladas. A veces parecen las palabras de un capo de la mafia. Una especie de Marlon Brando soñoliento con los carrillos llenos de pelotas de algodón, acariciando mansamente a su gata en el regazo, quejándose y suspirando como un buen hombre en un tono de voz casi inaudible: "Has insultado a mi familia".

Pero la familia de Mas es más bien pequeña, ni siquiera son los catalanes, aunque él parece creer eso a pies juntillas. Normal, un humorista para resultar gracioso tiene que creer en lo que dice.

De todas formas dudo que valencianos, baleares o aragoneses tengan previsto asistir a su boda y acabar formando parte de la "famiglia". Sobre todo porque Mas si al final lo consigue se acabará casando consigo mismo, ni siquiera con Oriol Junqueras, y la verdad para eso... la boda sobraba.

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