Opinión

Yo también soy asturiano

Tengo amigos y amigas en Asturias a los que adoro aunque hace mucho que no los veo, pero nos seguimos por las redes sociales.

A través de ese extraño contacto internetero, últimamente hay cosas de la realidad asturiana que me asombran y no sé si estarán ustedes al corriente.

Una. El ayuntamiento de Oviedo, una ciudad bellísima y hospitalaria donde las haya, ha decidido retirar los nombres de doce calles dedicadas a mujeres escritoras, poetas, maestras, entre las que se cuentan para que se hagan ustedes una idea, Concepción Arenal y hasta Gloria Fuertes la mejor poeta del siglo XX español, para sustituirlos por nombres de hombres medianamente conocidos en su casa a la hora de comer.

Dos. Las presentaciones de libros en bibliotecas públicas se han prohibido. Lo sé porque tengo una amiga bibliotecaria allí. Curioso, porque no se ha prohibido la presentación de un libro en un bar o en una disco, pero en una biblioteca sí. Supuestamente amparándose en normas de prevención covid, cuando todos sabemos que las posibilidades de contagio de covid o de un catarro común en un bar o una disco son infinitamente superiores a las de contagio en una biblioteca. Cosas veredes.

Tres. A un tipo que no sé quién es, supongo que un concejal que se sacó el graduado escolar haciéndole un tacto rectal a alguien importante, se le ocurrió hace unos meses que unos bancos del Parque de San Francisco pintados con la bandera arco iris y que no hacían daño a nadie, no estaban bien y había que pintarlos de verde. Y así lo hizo el tipo, con el agravante de que quedaron más feos.

Cuatro. Últimamente crece en Asturias la reivindicación de que el bable sea lengua oficial. Algo lógico ya que es su idioma. Pero esto solo ha generado una firme y virulenta oposición por parte de aquellos que ni hablan bable ni piensan hablarlo. Los de siempre, a los que no les gustan los idiomas tal vez porque no les gusta estudiar.

Podría seguir enumerando animaladas parecidas porque las hay a docenas. Por lo que he podido averiguar creo que Woody Allen ya está pidiendo que retiren su escultura de la calle Milicias Nacionales para llevársela a Nueva York. Por cierto que por si no lo saben las Milicias Nacionales fueron un cuerpo ciudadano paramilitar que luchó contra el gobierno absolutista de Fernando VII.

El caso es que estas curiosidades asturianas como puedan ser los frixuelos, las huevas de erizo o el pixín al horno, me tienen atónito. Los asturianos como los gallegos y canarios somos los únicos pueblos periféricos de España que jamás hemos protestado por nada. Nos encogemos de hombros y decimos “haced lo que queráis chicos, pero a mi dejadme en paz”. Lo hemos hecho así desde siempre.

Por eso todo esto resulta tan raro: ¿Qué está pasando? ¿Por qué la han tomado con nosotros? Y cuando digo nosotros me refiero, claro está, a los asturianos. Misterio.

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