Opinión

La terrorífica Ley Celaá

Sinceramente no entiendo la rabia descontrolada que le ha dado en los últimos días a tantos concapas, peperos, religiosos, colegios concertados o ciertos padres y madres de familia, etc., con la ley Celaá. Así que me puse a leerla a ver si averiguaba algo significativo. Y la leí entera, doscientas páginas de vellón. Me llevó una hora y media, y eso que yo leo muy rápido. Pero la verdad, tras ese ímprobo e insufrible ejercicio propio de un atleta mental no encontré en ella ni una sola línea que justifique esa animadversión desatada. Ni una. 

Ni es verdad que quiera acabar con los concertados, ni es verdad que quiera acabar con los colegios especiales, ni es verdad que quiera acabar con las clases de religión, ni es verdad que impida a los padres elegir el centro para sus hijos, ni que quiera liquidar la lengua española, ni nada de eso. Entonces ¿qué pasa aquí?, ¿cómo es que tantas organizaciones y colectivos se ponen de uñas contra esta ley de pronto? Algo no encaja. 

Según esos agoreros del desastre nos encaminamos hacia una catástrofe de proporciones inenarrables que volverá idiotas a las próximas generaciones. Y la ministra Celaá, que por cierto no es santa de mi devoción, va a acabar siendo Chuky el Muñeco Diabólico o Godzilla. Al tiempo.

En fin, que la ley será mejor o peor. Seguramente podría ser mejor y seguramente también podría ser peor. Pero desde luego no es la debacle que pronostican algunos iluminados como si estuvieramos al borde del Armagedón educativo.

Como sé que ustedes no se van a leer la ley -y es mejor que no lo hagan se lo advierto- les voy a poner aquí un fragmento de las disposiciones finales que brevemente resume en esencia el espíritu del larguísimo texto completo, insufrible y lógicamente lleno de detalles y disposiciones particulares sobre toda clase de temas y aspectos relacionados con el sistema educativo, ya digo que son doscientas páginas, no es ninguna broma. Pero vean, lean y juzguen por ustedes mismos.

"Los padres, madres o tutores, en relación con la educación de sus hijos o pupilos, tienen los siguientes derechos:

a) A que reciban una educación, con la máxima garantía de calidad, conforme con los fines establecidos en la Constitución, en el correspondiente Estatuto de Autonomía y las leyes educativas. b) A escoger centro docente tanto público como distinto de los creados por los poderes públicos. c) A que reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. d) A estar informados sobre el progreso del aprendizaje e integración socioeducativa de sus hijos e hijas. e) A participar en el proceso de enseñanza y aprendizaje de sus hijos e hijas."

No seguiré porque creo que con esto es suficiente. La terrorífica ley Celaá no parece ser tan terrorífica ¿no creen? Yo no tengo hijos, algo que lamento porque me encantan los niños. Pero si los tuviera... no me preocuparía.

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