Opinión

La violencia no tiene género

Aquí, en este país nuestro y en otros el personal sigue sin darse cuenta de que la matraca de la frase que da título a este artículo, insufrible como una canción del verano perdonen ustedes, y que un partido político ha convertido en uno de sus lemas más repetidos y casi en una bandera para enarbolarla en cualquier sitio venga a cuento o no, es totalmente cierta: la violencia no tiene género. Claro que no lo tiene.

Y ¿por qué? Pues porque la violencia es en su mayoría masculina en todo el mundo. Por eso no tiene género. Porque su género está perfectamente definido y solo es uno, siempre el mismo. Me duele decirlo y ponerlo por escrito porque yo soy un hombre, pero es un hecho: la violencia es masculina. Y cuando digo la violencia, me refiero a toda la violencia.

La violencia contra los menores bien sea por abuso sexual o por otro abuso es casi exclusivamente masculina en todo el planeta; la violencia contra los pobres y desprotegidos es masculina; la violencia contra los inmigrantes es masculina; la violencia contra quienes no pueden defenderse es también básicamente masculina; y hasta la violencia de la guerra lo es. Las mafias del mundo ya sean de narcos, asesinos a sueldo, evasores de impuestos, explotadores, traficantes de esclavos, esclavas, niños, órganos, etc., son todas masculinas y están siempre dirigidas por hombres.

En Ciudad Juárez (México), por decir algo a vuelapluma, asesinan centenares de mujeres cada año. Las matan hombres, no mujeres. ¿No se han fijado? En la misma Ciudad Juárez también mueren asesinados cientos de hombres y chavales, incluso chicos menores de edad todos los años. Muchos más que mujeres. Y también los matan hombres, no mujeres. Así que efectivamente la violencia no tiene género, porque la realidad nos muestra que suele tener siempre el mismo. Y ese género lamentablemente es el mío, el masculino. Por eso apunté arriba que me duele tanto decirlo. Y que me da bastante vergüenza (ajena).

Pero es así. Y mientras los hombres no entendamos y asumamos esto en serio no vamos a ninguna parte. Yo no digo que la violencia esté en nuestro ADN como varones. No lo creo. Pero la realidad y las estadísticas te devuelven, y aquí sí muy violentamente, a la cruda realidad.

Creo que la educación tiene mucho que ver con esto. A mi me educaron de niño en defender a las chicas, ser cortés, cuidarlas, incluso dar la vida por ellas como hacía Humphrey Bogart por Katharine Hepburn en La Reina de África, una película machista donde las haya pero preciosa. Y esa educación se mezcló con otras cosas que aparecieron en los sesenta y setenta en mi vida y en mi cabeza, cosas que leí, viví y vivimos mis amigos y yo: la libertad, los derechos civiles, el feminismo, el cariño, el respeto. Supongo que también el amor. ¿Quién sabe?

En fin... que la violencia no tiene género.

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