Opinión

Augurios

El Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid ha admitido a trámite la petición de concurso voluntario de acreedores de Tiendas Aurgi, la popular compañía de recambios y servicios de mantenimiento de automóviles. No se trata de una noticia de impacto, por la dimensión de la empresa, pero sí de cierta relevancia por poner de manifiesto que las declaraciones de suspensión de pagos que se van conociendo han dejado de afectar de manera exclusiva al entorno del ladrillo. Como tampoco del ladrillo depende el encarecimiento del combustible y la escalada de precios observada en productos y servicios básicos de consumo cotidiano.


La incertidumbre planea sobre los presupuestos familiares, mientras se acumulan los síntomas que conducen a pensar que a la crisis financiera y de crédito que nos cuentan seguirá una de carácter económico que, de momento, lleva el nombre de ralentización y a la que se podrían sumar los apellidos de inflación y paro. Tampoco la bolsa parece augurar nada bueno, con el peor arranque de las dos últimas décadas y los principales índices en niveles de 2006. El castigo bursátil está siendo drástico y contundente y, en algunos sectores, más propio de períodos recesivos que de una simple pausa en el crecimiento. Incluso los presidentes de buena parte de las grandes compañías cotizadas muestran su sorpresa por la dramática caída experimentada por el valor de las organizaciones que representan.


A la crisis financiera y de crédito seguirá una de carácter económico con el nombre de ralentización y a la que se podrían sumar los apellidos de inflación y paro.


Faltan poco menos de dos meses para la convocatoria general de elecciones y se acumulan los alicientes que la hacen especialmente animada, habida cuenta de que buena parte de los votantes decide en función del bolsillo. Desde el Gobierno se ha diseñado todo un argumentario que persigue capear cada uno de los indicadores económicos que se van haciendo públicos en aras de renovar la confianza de los electores. Con todo, el esfuerzo se ha quedado pequeño al lado del favor servido por el principal partido de la oposición.


En un arranque de autoridad para unos y de todo lo contrario para otros, el entrenador ha decidido salir al campo sin convocar a su Zidane particular. Todo un gol en propia puerta.

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