Opinión

Contrapunto

Así se llama la estupenda exposición, otra más, de las Edades del Hombre en la catedral de Salamanca. Y su título viene al pelo para comparar las diferentes formas de invertir los fondos públicos en las comunidades autónomas.

En un momento en que los catalanes se han echado a la calle, por fin, para reclamar no la prometida "República" que nunca fue, sino la recuperación de los recortes sociales que han dejado tiritando la puntera sanidad catalana y la educación pública, conviene recordar el enorme coste de las embajadas encargadas de vender con escasos resultados el "procès".

Prueba evidente de la discutible gestión presupuestaria del Govern son los más de cincuenta y cuatro mil millones solicitados como crédito blando al FLA y que el vicepresidente Aragones pretende que les sean condonados por el Estado, cuyo destino, obviamente, no ha ido a prestaciones sociales.

Curiosamente esa enorme cantidad de dinero no ha ido a paliar los recortes que el “expresident Mas” impuso y cuya consecuencia más sangrante es que la sanidad en Cataluña tiene hoy un presupuesto tres mil millones, que se dice pronto, inferior al que tenia hace diez años y que las tasas universitarias son las más altas del Estado, los funcionarios no han cobrado las pagas extras que se les escatimaron y los bomberos, tan afectos al proyecto independentista, reclaman ahora las mejoras incumplidas.

Lo cierto es que hoy los catalanes se manifiestan por esas supuestas "migajas" de las que habló el dirigente de JxCat, Eduard Pujol. O sea, por las cosas de comer y, ya se sabe, con las cosas de comer no se juega.

Como contrapunto, la Junta de Castilla y León, que solo ha solicitado tres mil millones al FLA, a través de las exposiciones de Las Edades del Hombre, lleva veinte años potenciando el inmenso patrimonio cultural que posee. Cada nueva cita supone que la localidad elegida para el evento ve cómo se restauran y adecentan calles y monumentos.

La descentralización administrativa del Estado Autonómico se hizo precisamente para que los gobiernos de las CCAA, más cercanos a sus ciudadanos, potenciaran los recursos propios. Así, mientras en Cataluña miles de empresas han emprendido la huida ante el riesgo de la ruptura, Castilla y León potencia y mima un turismo interior que deja buenas rentas en la región y da lustre a sus villas.

Una muy diferente manera de invertir unos fondos que salen del bolsillo de los contribuyentes y que deberían dedicarse sólo al bien común que en el caso catalán están sufragando incluso aquellos que ni comparten ni quieren la independencia. Qué sarcasmo.

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