Opinión

La autopromo de Casado

Las convenciones de los partidos políticos siempre sirven para auto promocionar las siglas y dar visibilidad a sus líderes antes de una campaña electoral. En el caso del PP (¿se sigue llamando así?) ha servido para entronizar a Pablo Casado y enterrar con discretas alabanzas al himno, la cartelería y al propio Mariano Rajoy, emblema de una etapa ideológica "blanda".

La reciente carambola en Andalucía, que ha llevado a Moreno Bonilla a tomar posesión de la presidencia de la Junta el mismo día en que comenzaba la cita de Madrid y, sobre todo, la explosión interna de Podemos, que dificulta in extremis los pactos del PSOE para mantener el poder en CCAA y ayuntamientos, dibujaba sonrisas en la nueva hornada de dirigentes populares.

La llegada de Rajoy, Sáenz de Santamaría (que no quiso dejarle solo), Feijóo, y Ana Pastor, fue acogida con cortesía y una cierta calidez impostada. Se buscaba la imagen de unidad que debía refrendarse con la pretendida foto de Rajoy y Aznar, rodeando al nuevo líder y dándose la mano, y a la que se negaron ambos protagonistas que hace años que no cruzan palabra.

Rajoy no perdió el tiempo en reivindicar su legado, pero sí aprovechó para lanzar varios "zascas" sobre el riesgo del sectarismo y la necesidad de no dejarse llevar por los nervios e imitar a otras formaciones. Junto a él, Casado sonreía sin parar, rodeado de los Egea, Maroto, Díaz Ayuso, criados en las filas de FAES como él y encantados con la vuelta a las esencias.

Porque el argumento del giro a la derecha para evitar el crecimiento de VOX tiene su lógica, pero conviene no olvidar que Pablo Casado y su círculo de poder están mucho más cerca del PP de José María Aznar que de la búsqueda de un centro derecha. De facto, el rearme ideológico cuenta con el apoyo, el impulso y las consignas del Aznar que ya no habla catalán en la intimidad sino que defiende con el mismo ímpetu que Voxo la unidad de España.

Si había alguna posibilidad de repetir la fórmula del tripartito andaluz, las guerras fratricidas de Podemos les abren la puerta a no perder Madrid, por ejemplo, o a recuperar Castilla-La Mancha o Aragón. ¿Cómo no van a estar contentos?

Aunque la candidata a la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, sea una perfecta desconocida para gran parte de los madrileños y, además, haya hecho unas desafortunadas declaraciones sobre la violencia de género y el feminismo, la ruptura de la izquierda le da opciones para conservar el poder en la Puerta del Sol. Perpetuando a un partido que ha visto salir por la puerta de atrás a sus tres últimos presidentes y, a uno de ellos, Ignacio González, acabar en la cárcel.

El giro ideológico que va a consolidar esta convención del PP deja más espacio en el centro a Ciudadanos, que van a pagar un precio, sin duda, por taparse la nariz y aceptar el apoyo de VOX en Andalucía. Sólo con hábiles malabarismos van a recuperar su imagen de centrismo en los social y de defensa del Estado frente al secesionismo catalán, que tan buenos frutos les ha dado.

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