Opinión

Negra rentrée

Negros presagios acompañan el regreso de las vacaciones. Como si los partidos, todos en su conjunto, no tuvieran bastante con la gravedad del número de contagios, la batalla política del otoño se perfila a cara de perro.

Incluso en vacaciones, Pablo Casado acusa al Gobierno de haber dejado a las autonomías a su suerte, con la misma elocuencia con la que criticó el "estado de alarma" y la usurpación de funciones por parte de Pedro Sánchez.

Pero lo cierto y verdad es que el decreto que regulaba la "nueva normalidad" (nombre ridículo dada la situación) no se ha tramitado por las vacaciones parlamentarias. No entrará en vigor hasta octubre y para entonces puede que, pese a los desmentidos del doctor Simón, estemos todos otra vez confinados.

Al margen de este decreto, que tal vez hubiera servido para evitar la preocupante multiplicación de contagios, los temas que van a mantener la batalla abierta en el Congreso tienen que ver con el destino de los fondos de ayuda europeos, la negativa de los ayuntamientos a adelantar al Estado sus ahorros (ahí el PP no va a ceder terreno) y la moción de censura de Vox.

En cuanto a la presunta financiación irregular de la formación de Pablo Iglesias, va a ser un arma de desgaste, no sólo contra la formación morada sino contra el Gobierno en su conjunto, ya que achacan a Sánchez tolerancia con su vicepresidente.

La crisis en el grupo Popular en el Congreso, con el velado enfrentamiento entre su portavoz Cayetana Álvarez de Toledo y el secretario general del partido, Teodoro Garcia Egea, tiene su origen en el intento de la portavoz de marcar una línea dura, al margen de las directrices de Génova.

Y es que la moción de censura de Vox coloca, en estas circunstancias, al PP casi en un callejón sin salida: si la apoyan se convierten en subsidiarios de la extrema derecha y si la la rechazan o se abstienen volverán a ser la "derechita cobarde", ahora que tenían a Podemos en el punto de mira por su total fragilidad.

La salida como asesor del grupo parlamentario de un diputado elegido por Álvarez de Toledo parecería indicar que Egea había ganado el primer pulso. Pero esta pugna va para rato y todavía puede influir en el apoyo, o no, a la moción de censura. Recuerda la vieja rivalidad entre Soraya Sainz de Santamaría y Maria Dolores de Cospedal.

En cuanto a los fondos europeos, el conflicto afecta al Gobierno y a las discrepancias entre Podemos y el PSOE sobre las inversiones y los proyectos que recibirán el dinero. Cabe preguntarse cuánto tiempo aguantarán Iglesias y los suyos sin meter baza en un pastel que la Comisión Europea va a vigilar como si lo hubiera dejado a la puerta de un colegio.

Urkullu, que en septiembre será investido nuevamente como lehendakari, va a ser uno de los posibles apoyos a las cuentas públicas. De momento, va a decretar el estado de emergencia en el País Vasco por el riesgo de pandemia. Ya veremos los otros presidentes si se toman tan en serio los cierres del ocio nocturno y demás medidas pactadas con el ministro Illa. Están en juego muchas vidas.

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