Opinión

Agricultores y ganaderos indefensos

Uno de los cambios más importantes acometidos por los responsables comunitarios en las sucesivas modificaciones de la Política Agrícola Común (PAC) en las últimas dos décadas ha sido la progresiva eliminación o limitación, vía precios bajos o contingentes, de los mecanismos tradicionales para la regulación de los mercados. Ello ha afectado muy especialmente a reducción de las compras en intervención, a una reducción del almacenamiento privado o de las exportaciones, suprimidas las ayudas al comercio exterior de acuerdo con las exigencias de la Organización Mundial de Comercio

Para compensar los posibles efectos negativos del desmantelamiento esos mecanismos, las autoridades comunitarias aplicaron una política de ayudas directas para diferentes producciones que compensaran posibles reducciones de los precios de los mercados.

Hoy, y muy concretamente en lo que a esta campaña se refiere, la realidad es que, eliminadas a reducidas a la mínima expresión esa vías de cara a la regulación de los mercados especialmente en la lucha contra los excedentes, se puede decir que los escasos mecanismos de gestión en vigor no han funcionado. En unos casos por disponer de unos precios mínimos de compra; en otros, por aplicar tarde las medidas previstas en contra de las peticiones de los sectores afectados. En todo caso, tampoco se puede dejar a un lado, en muchos casos, la propia responsabilidad de los sectores afectados en el objetivo de mejorar la estructura de su oferta con una mayor organización para operar en los mercados.

Las consecuencias de todo ello han sido precios bajos en algunos de los mercados más importantes que solamente se han recuperado a base de tiempo con efectos negativos sobre los ingresos de los productores.

En los últimos años, prácticamente hasta esta campaña, con altas y hasta con producciones más baja, los precios en el aceite han mantenido una línea plana a la baja, sin que las políticas del almacenamiento privado con ayudas públicas supusieran cambios en los mercados. Ha tenido que llegar una campaña baja impulsada por unas condiciones climatológicas negativas para eliminar parciamente los excedentes y lograr este año una recuperación de las cotizaciones.

En tiempos de bonanza en los mercados internacionales, los cerealistas han percibido unos buenos precios, sumados a las ayudas. Esa línea se rompió desde 2013 y a partir de entonces los mercados han jugado a la baja, con altas y bajas cosechas en el interior, sin que haya mecanismos para regular mejor los mercados.

Desde la supresión de las cuotas en la producción de leche de vaca, el sector arrastra una crisis generalizada de precios en España y en los demás países comunitarios, sin que hayan tenido un efecto positivo sobre las cotizaciones los actuales mecanismos para la gestión de ese mercado limitados a la compra en intervención de leche en polvo y mantequilla, a unos precios que no se han movido en los últimos años. En el caso de España, parte de esos excedentes, a los bajos precios de los mercados internacionales para la leche en polvo, los ha retirado del campo el grupo asturiano Reny Picot que ha hecho como de camión escoba.

Los ganaderos de porcino, salvo algunos cortos periodos de precios ligeramente por encima de costes, llevan prácticamente un año, desde marzo de 2015, con unos mercados excedentarios a los que finalmente la Comisión Europea aplicó las ayudas para el almacenamiento privado por con un periodos de hasta seis meses para trata de elevar unos precios por debajo de un euro, frente a unos costes de 1,12 euros/kilo. La medida aplicada durante un periodo de varias semanas no ha supuesto la mejora esperada por el sector desde donde se acusa a la Comisión de haber actuado tarde con una línea de la que se han beneficiado fundamentalmente los industriales, pero sin repercutir sus posibles beneficios en los productores.

Finalmente, consecuencia fundamentalmente de unos calores anormales para los meses de invierno que provocaron un adelanto en el desarrollo de las hortalizas y una sobreoferta, los mercados han registrado un total hundimiento contra lo que tampoco han funcionado los mecanismos de regulación basados también en las entregas a la intervención para diferentes destinos ante la existencia de unos precios de entrega ruinosos que se mantienen congelados desde hace años, además de limitar las entregas al 5% del volumen comercializado solamente por las organizaciones de productores.

El veto ruso sigue teniendo una repercusión sobre el desarrollo normal de los mercados. Frente a las críticas de la Comisión desde donde se alega que los productores ya han tenido tiempo para buscar otros mercados alternativos, el sector reclama más apoyos para resolver un problema no ligado al sector, sino consecuencia de un conflicto político.

Para una buena regulación de los mercados, además de una mejora de las condiciones para las entrega a la intervención o para el almacenamiento privado, prohibidas las ayudas para exportar, los mercados también se pueden regular con otros mecanismos legales, si hubiera más voluntad de hacerlo con otra política de fronteras. En una dirección, vigilando, controlando más y limitando incluso, con mecanismos legales, las entradas utilizando medidas de salvaguardia u otras barreras como hacen terceros países a las exportaciones comunitarias. En dirección contraria, abriendo nuevos mercados en terceros países donde hoy no se puede entrar por falta de acuerdos, o donde se han implantado barreras ficticias alegando razones de seguridad alimentaria, casos de las carnes de cerdo en la mayor parte de los países de sudamérica o las frutas y hortalizas en Japón o Estados Unidos. Es una asignatura pendiente de la Comisión.

En lo que se refiere a la política de exportaciones, la Unión Europea ha sido siempre la primera en seguir las directrices de los organismos internacionales como la Organización Mundial de Comercio desde donde se prohibe la asignación de ayudas para exportar. Pero, a la vez que se cumplen esas exigencias, es importante igualmente vigilar que otros terceros países cumplan esas mismas exigencias para evitar situaciones de competencia desleal en los mismos terceros mercados. Frente a la prohibición de las ayudas, diferentes países utilizan otras estrategias parar subvencionar su presencia en los mercados exteriores vía ayudas indirectas a las industrias para exportar, con su efecto positivo sobre los mercados en origen; por la vía de empresas públicas cargando las pérdidas a lomos de los Estados o dando salida a los excedentes vía apoyos en concepto de ayuda alimentaria.

La conclusión de todo ello es que la producción, agricultores y ganaderos, se halla más bien indefensos ante los mercados, a los grandes y a los más limitados que imponen los hombres de la distribución.

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