Organizaciones agrarias de carácter general y sectorial, foros múltiples o los partidos políticos, van desgranando en estas fechas sus propuestas para el desarrollo de una nueva política agraria a partir de las elecciones de diciembre. En conjunto, se hace especial hincapié en todo lo que rodea la actividad económica directa de una explotación agraria desde los medios de producción a los problemas de organización, de comercialización, pasando por la innovación, todo ello enfocado a lograr una mayor rentabilidad de la actividad agraria y hacer la misma más atractiva.
Como una parte más de esos programas de los partidos o reivindicaciones del sector, se halla la sostenibilidad del medio y del mundo rural, su capacidad para ofrecer servicios iguales al resto de los territorios y, sobre todo, para procurar una adecuada formación a los jóvenes, no solamente de una formación profesional agraria. Sin embargo, no es una reivindicación más.
Es la más importante. Por no poder vivir en ese medio rural abandonado, se han cerrado miles de explotaciones ganaderas por falta de activos dispuestos a vivir en ese medio. Por el mismo motivo también podrían acabar cultivándose desde la capital, otros miles de explotaciones agrícolas en pueblos semi abandonados.
Y, el medio rural, semi abandonado.