Opinión

Una crisis de la leche

Durante los últimos meses, los productores de leche de vaca, especialmente en Galicia, que suponen casi la mitad de las explotaciones y de la producción nacional, así como en una parte de Castilla y León, han llevado a cabo la movilización más larga en el sector, en demanda de unos precios justos y remuneradores frente a unas cotizaciones, en muchos casos por debajo de los 0,20 euros litro frente a unos costes medios de unos 0,34 euros. Agricultura y Bruselas pusieron en marcha una serie de medidas de urgencia. La Administración comunitaria, considerando la situación como de crisis, reimplantó algunos mecanismos de regulación y puso sobre la mesa 420 millones de euros en ayudas directas, de los que 25 ha han sido asignados a España para su reparto entre todos los ganaderos. 

Desde Agricultura, a esa cifra se sumarán otros 20 millones como subvención directa a las explotaciones que hayan vendido por debajo de coste, unas 6.500 hasta los 10.000 por granja. Estos fondos se distribuirán en dos niveles, 300 euros por vaca para las explotaciones más castigadas y 110 euros por vaca para un segundo nivel de precios. Junto a todo ello, industrias y la gran distribución firmaron un acuerdo de buenas intenciones para pagar unos precios justos.

¿Por qué esta crisis? Habría, al menos, diez razones que la avalan.

1. Por la existencia de una mayor producción en los países comunitarios tras la supresión de las cuotas. 

En España, el incremento de la producción en meses pasados se situaría en un 7% frente a la oferta anterior con cuotas. Frente a una demanda global de productos lácteos de unos nueve millones de toneladas no debería haber provocado una situación de crisis tan grave de los precios. La razón hay que buscarla en los elevados excedentes generados en otros países comunitarios y el papel de vertedero lácteo con el ingreso de España en la actual UE en 1986 con una cuota total de solo 4,5 millones de toneladas.

2. Caída de exportaciones. No se cumplieron las previsiones de la Comisión sobre incremento de la demanda en el mundo y muy especialmente por China. En España, las exportaciones de productos lácteos en el primer semestre cayeron un 2,1% hasta los 460 millones de euros y solo suponen el 3,7% de las ventas alimentarias al exterior.

3. Eliminación casi total de los mecanismos para la regulación de los mercados desde 2008 y 2009 con la supresión de ayudas para el almacenamiento de nata, de leche en polvo y quesos, y mantener solamente una intervención limitada para la leche en polvo y mantequilla bajo el sistema de licitación.



producto reclamo 

4. La guerra de precios en la gran distribución donde la leche UHT se ha convertido en uno de los productos reclamo a bajos precios más socorridos por la distribución, en muchos casos incluso por debajo de coste, algo prohibido por la normativa de comercio. Esa banalización del producto supuso precios, en muchos casos por debajo de los 0,50 y hasta 0,40 euros litro en la mayor parte de los casos para las marcas blancas o de la propia distribución, pero también con las segundas marcas. Esos bajos precios al consumidor se han ido trasladando a lo largo de la cadena hacia atrás, industrias y ganaderos, hasta provocar unos precios de ruina en origen. Con esta política la gran distribución dañó la imagen de calidad de un producto y tampoco logró un incremento de la demanda. Destaca la política de las empresas con capital francés que en España practican unos precios muy por debajo de los 0,60 euros para sus marcas blancas y que en su país la venden el entorno de los 0,80 euros.

5. La no existencia de una industria en las condiciones que serían necesarias. Los grupos multinacionales, porque tienen su matriz en otros países comunitarios donde radican sus mayores intereses y desde donde se diseña su estrategia global. Por parte de la industria nacional, que en los últimos años ha lanzado permanentemente sus lamentaciones ante la imposibilidad de crecer como desearía por falta de cuota, a poco que ha crecido la oferta, se han manifestado carentes de instrumentos para dar salida a ese producto. El problema es que se trata de industrias que, en lugar de avanzar y buscar nuevos mercados, innovar, se han quedado en la casi totalidad de los casos, como simples envasadores de leche líquida donde todo lo manda la distribución interior…Reny Picot sería una de las pocas excepciones en la busca de otras salidas diferentes al brik de leche.

6. No han funcionado en los último años los mecanismos para la transparencia de los mercados y tampoco los intentos de la Administración agraria para suscribir acuerdos con los grupos de la gran distribución para no banalizar la leche con precios de oferta. La leche se ha consolidado como un producto reclamo en muchos casos sin precio y no han actuado las Administraciones de las Comunidades Autónomas para poner freno a las ventas a pérdida. Entre unos y otros han dejado caer la imagen y los precios de un producto de calidad en la gran distribución.

7. Bajada de la demanda. La leche es un producto de gran consumo a la baja. No se sabe muy bien si, a pesar de los bajos precios o, consecuencia de unos precios tirados que han desprestigiado al producto, la realidad es que la demanda de leche líquida mantiene una línea de recortes en los últimos años. Frente a una demanda que se llegó a situar por encima de los 90 litros de leche por persona y año, en la actualidad se halla y en línea de recortes por debajo de los 80 litros. No han existido o no han funcionado las campañas para promover la demanda especialmente en colegios y escuelas, un punto que ahora se trata de potenciar

8. No ha funcionado adecuadamente la política de contratos entre industrias y ganaderos con los necesarios mecanismos para defender los precios ante la existencia de una buena parte de las empresas que históricamente han actuado desde la prepotencia y la aplicación de condiciones leoninas a los ganaderos hasta para tener la opción de cambiarse de industria para entregar su leche. 

9. Falta de adecuación de una parte de las explotaciones para tener unas estructuras productivas más competitivas o con unos modelos de alimentación costosos, infrautilizando recursos naturales

10. Carencia de unas estructuras asociativas fuertes vía cooperativas u organizaciones de productores de cara a la negociación de sus intereses frente a las industrias.

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