Opinión

Los tres frentes del sector agrario

Fertilizantes, gasóleo y semillas, por este orden, han sido y se mantienen como las tres pesadillas más importantes de la actividad agraria a la hora de desarrollar cada campaña. En el último año, solo los tres medios de producción supusieron para el campo el gasto de casi 5.000 millones de euros que equivalen al 50% de todos los costes derivados de la actividad agraria sin tener en cuenta los 10.000 millones gastados en pienso por los ganaderos.

Los precios del gasóleo han sido durante décadas uno de los ejes de las reivindicaciones y de las protestas agrarias, tanto por la subida de los precios en poste de servicio, por las ayudas directas, como para el desarrollo de una distribución en manos del sector a través fundamentalmente de la cooperativas. Actualmente se rebajó la tensión en relación con este medio de producción al notarse la repercusión de la bajada de los precios del petróleo

Las semillas han ganado año tras año peso en las preocupaciones del sector agrario ante las subidas de los precios registrada en el caso de las certificadas y, además, por los controles que se llevan a cabo en el sector para evitar por parte de los obtentores el uso de semillas sin pagar los correspondientes derechos. Los precios elevados han determinado el bajo uso de semillas certificadas y, a la vez que haya, a juicio de las empresas obtentoras, un elevado nivel de fraude. Hoy se mantiene el desencuentro entre los agricultores que ven excesivos los precios de las semillas certificadas y los obtentores que fijan los mismos. Parece necesario llegar a un punto de entendimiento que facilitar un mayor uso de semillas de calidad a precios razonables

Los fertilizantes en su conjunto constituyen la mayor pesadilla de los agricultores cada campaña a la hora de programar las siembras, tanto por lo que significan para los resultados de las cosechas, como por el importe que suponen los mismos en el conjunto de los medios de producción. De un buen abonado que se ajuste a las necesidades de cada superficie, así como al tipo de cultivo, dependen no solo los resultados en volumen y calidad, sino también el coste a las espaldas agricultor. Las relaciones entre agricultores y el sector de los fertilizantes, industria, importadores y distribuidores, no han sido nunca fluidas, transparentes, ni marcadas por la confianza, sino todo lo contrario. Los agricultores nunca han entendido la formación de los precios de los fertilizantes, ahora tampoco, a pesar de los números y las justificaciones dadas desde la industria.

En los últimos cinco años, por no ir mas atrás en las estadísticas, los gastos del sector en fertilizantes, según los datos recogidos por el Ministerio de Agricultura, han pasado de 1.200 millones a una cifra que en la actualidad se sitúa en cerca de los 2.000 millones de euros, lo que supone la mayor carga para las explotaciones.

Hace unos años, ante la subida desmesurada de los precios de los fertilizantes, el sector agrario respondió con una fuerte reducción de las compras con una caída en la demanda superior al 20% que provocó elevadas existencias en las industrias con un resultado negativo. Esta caída se ha recuperado lentamente en los últimos años hasta llegar a unos niveles de normalidad en la demanda en el entorno de los cinco millones de toneladas. El sector agrario dejó de dar la espalda a los fertilizantes, pero la realidad es que las relaciones entre agricultores y el sector de los fertilizantes han estado siempre marcadas por la desconfianza por tratarse de un mercado escasamente transparente donde no se sabe muy bien hasta dónde mandan las posiciones de los industriales fabricantes a la hora de la formación de los precios comandados por Fertiberia, los intereses o estrategias de los importadores y de los distribuidores en cada una de sus demarcaciones como último eslabón de la cadena.

En los últimos meses, con una fuerte caída de los precios del petróleo y el fuerte periodo de siembras, los fertilizantes han vuelto a estar en el ojo del huracán del sector agrario.

Por un lado, los agricultores no entienden cómo, cuando se han producido subidas de los precios del petróleo, desde la industria se ha utilizado esa circunstancia parar elevar los precios de los fertilizantes, mientras cuando ha bajado el petróleo, no lo hicieron los fertilizantes, como ha sucedido con el gasóleo. Lejos de reducirse, en el mejor de los casos se han mantenido o experimentado subidas importantes, medida que los agricultores achacan a la existencia de un mercado oligopolístico donde una sola empresa, Fertiberia, tiene una cuota de mercado superior al 24% en todos los fertilizantes y en el entorno del 42% en el caso de los nitrogenados y, en consecuencia con capacidad para imponer sus condiciones. 

Desde la industria se rechazan todas la denuncias de las organizaciones agrarias y además se justifica el comportamiento de los precios en los últimos meses. Su argumentario es simple.

En España funcionan once empresas, aunque una sola, Fertiberia tenga un peso mucho más importante del resto.

No se puede hablar de un mercado monopolístico u oligopolístico cuando, sobre unas ventas de cinco millones, las importaciones se hallan totalmente abiertas a cualquier operador, ascienden a más de tres millones de toneladas por lo que debe existir una relación con los precios existentes en los mercados exteriores.

El gas es elemento base para la obtención de fertilizantes nitrogenados. Pero, aunque han bajado los precios del petróleo, no ha sucedido lo mismo con los precios del gas donde la reducción en España ha sido solamente de entre un 5% y un 10%. Los industriales señalan además que se han encarecido los precios de la logística para el transporte del mismo a las industrias. Según las cuentas de las industrias, los precios del resto de las materias primas utilizadas para la obtención de los fertilizantes como fosfatos, o potasio se han encarecido más del 20%, a lo que se suma la menor cotización del euro sobre el dólar.

Los industriales concluyen que el incremento de los precios de los fertilizantes en los últimos mese ha sido menor que el aumento de los costes de aprovisionamiento de las materias primas, por lo que las empresas han debido ajustar sus márgenes en lugar de proceder a un mayor incremento de los precios. La pregunta que se hace el sector es cuáles han sido hasta la fecha y cuáles son los márgenes de beneficio con los que juegan las empresas y los distribuidores en la producción y en la comercialización de los fertilizantes. La impresión en el sector es que se trata de unos mercados escasamente transparentes en materia de precios que genera la desconfianza en los agricultores.

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