Opinión

Producir con seguridad

El seguimiento de la cadena alimentara desde que sale un producto del sector agrario o de una industria hasta los lineales del consumidor a afectos de la evolución de sus precios, ha sido uno de los objetivos en los que ha trabajado con mayor dedicación la Administración española en los últimos dos años en aras de lograr un mayor equilibrio entre los ingresos de los productores y los precios de venta de la distribución. Las exigencias de firmar contratos y vigilar su cumplimiento, se puede decir que han sido un paso positivo. Sin embargo, la realidad es que, al final, quien impone precios y condiciones de compra, aunque sean legales, es que hoy por hoy, mientras el sector agrario no tenga otra organización más potente, esa posición corresponde con carácter general a la gran distribución. De cara al campo, enfrente se halla el pode de las industrias.

La presidencia holandesa que se halla en este primer semestre al frente de la Unión Europea, en lo que afecta a la política agraria ha fijado entre sus principales objetivos clarificar la cadena alimentaria, pero no desde la perspectiva de los precios pagados en origen y los abonados en los lineales de la distribución, sino por la calidad de los mismos en todo ese proceso para que los consumidores tengan una alimentación de calidad y segura para su salud. Al sector agrario le tocará hacer bien sus deberes.

Desde la perspectiva de lo que interesa al sector agrario, Holanda se ha comprometido a desarrollar una política enfocada a la mejora de la sanidad vegetal. En esa línea pretende lograr una mejor gestión de las plagas con una política integrada. Los holandeses abogan por el uso de productos fitosanitarios de bajo riesgo en el tratamiento de las producciones vegetales con el fin de evitar la existencia de residuos peligrosos para la salud. Es de suponer que la misma presidencia holandesa aplique esa misma exigencia para el control del uso de productos fitosanitarios prohibidos en el marco comunitario en producciones que proceden de terceros países donde esas sustancias se hallan autorizadas. Hoy esas producciones tienen abiertas las puertas de los mercados comunitarios, lo que significa una clara competencia con los agricultores de los países miembros.

Ese mismo objetivo se pretende lograr en las producciones ganaderas. La presidencia holandesa quiere mayores controles sobre el uso de los productos veterinarios y los piensos medicamentosos para evitar el riesgo de residuos en los alimentos que puedan ser perjudiciales para la salud. Como en el caso de los productos vegetales, existe actualmente el mismo problema, no solo por el uso de medicamentos no autorizados en la Unión Europea en terceros países de donde se importan diferentes carnes, sino igualmente por el empleo de productos transgénicos para la alimentación animal, hoy tampoco permitidos en los países miembros. Se trata de una situación de la que ya ha advertido el sector ganadero a los negociadores comunitarios para la firma del acuerdo comercial con Estados Unidos cuyos granjeros tienen libertad para el empleo de otros medios de producción no autorizados en la Unión Europea y que les confiere una posición de mayor competitividad. En consecuencia, dos frentes de batalla con el mismo objetivo de lograr una mayor seguridad alimentaria, necesarios para la salud, pero que se debe abordar desde la igualdad de trato para todos los agricultores y ganaderos dentro o fuera de la Unión Europea. Junto a estas cuestiones de seguridad alimentaria, en la misma línea de apostar por la salud, Holanda pretende igualmente impulsar la agricultura ecológica. Ese tipo de actuaciones en el campo de la producción lo pretende complementar con una mayor política de transparencia en lo que se refiere a potenciar la información sobre cada tipo de producto que se ofrece al consumidor con un esfuerzo para la mejora de los etiquetados de los productos, ingredientes, etcétera y sobre todo que exista un enfoque común en este sentido en todos países miembros.

Ligado a la alimentación, la presidencia ha manifestado su preocupación por el desperdicio alimentario y su deseo de abordar conjuntamente esta situación, en línea con lo que ya se está haciendo en varios países, como es el caso de España.

La presidencia holandesa mantiene la apuesta comunitaria por las políticas de innovación como elemento para lograr una mayor producción de alimentos para una población mundial en permanente crecimiento. Sin embargo, esa apuesta quiere que se haga desde la sostenibilidad de las producciones y via la defensa de la explotación familiar y el apoyo a las producciones más cercanas de los puntos de consumo.

La Política Agrícola Común, PAC, se mantiene como una de las cuestiones de actualidad permanente, en este caso, siguiendo los objetivos planteados por el actual comisario sobre la simplificación en las medidas de gestión, pero sin que hasta la fecha los afectados hayan visto cómo se traducen esos planteamientos, sino todo lo contrario al hacer una PAC más compleja. Holanda habla de menos normas, menos complejidad en la aplicación de la reforma y dejar un mayor margen de libertad y de espacio a las empresas. Holanda cree en la PAC como el instrumento para desarrollar la política agraria.

Finalmente, desde la presidencia se quiere abordar en este primer semestre la situación de dos mercados de gran peso en el conjunto de la Unión Europea y que sufren problemas. Uno es el de la leche, tras la supresión de las cuotas y el aumento de la producción en toda la Unión Europea, aunque de una forma desigual que puede poner fuera del mercado a una serie de zonas o de países donde se teme que los problemas de los últimos meses se puedan agravar esta primavera. Otro es el caso del mercado del porcino donde las medidas de almacenamiento con apoyos comunitarios han dejado los mismos prácticamente como estaban, mal. En ambos casos se ha puesto de manifiesto que las medidas actuales para la gestión de los mercados son insuficientes y que en el caso del porcino han llegado, además, con retraso.

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