Opinión

El vino corrige el rumbo

Durante los últimos años, consecuencia de unas buena cosechas, ya casi siempre por encima de los 40 millones de hectolitros, junto a una demanda interior estabilizada o a la baja frente al incremento de otras bebidas desde la cerveza al agua embotellada, la exportación ha sido la vía más importante utilizada por el sector para dar salida a los excedentes. Esta circunstancia hizo que las ventas en el exterior durante la última década mantuvieran una clara línea ascendente desde poco más de los 13 millones de hectolitros, hasta llegar en 2015 a los 24 millones de hectolitros, una cifra record en volumen, pero también en valor hasta los 2.610 millones de euros.

En términos generales, la bodegas españolas mantuvieron una línea de crecimiento discreto, pero continuado, en la venta de vinos envasados, consolidando posiciones en mercados tradicionales o maduros, y abriendo y ganando posiciones en nuevos mercados, muy especialmente en Asia. Sin embargo, el grueso de ese fuerte crecimiento de ventas hasta posicionar a España como el primer país en el comercio mundial vino, por delante en volumen de Francia, Italia, Chile o Sudáfrica, estuvo determinado básicamente por una serie de factores negativos para el sector, aunque en el momento fueran positivos por lo que suponían de eliminar stocks, que se concretaban en dos. Por un lado, el fuerte peso de los graneles sin ninguna denominación de calidad o diferenciación varietal que suponían más del 50% de todas las ventas y, segundo, la comercialización de esos vinos a muy bajos precios, en el entorno de los 0,30 euros litro, que daban lugar a un precio medio de un euro en 2011 para todos los vinos.

En relación con 2016, según los datos elaborados por el Observatorio Español de los Mercados del Vino, las exportaciones totales en volumen bajaron un 7% hasta los 22,26 millones de hectolitros, mientras el valor de esas ventas descendía solamente un 0,2% hasta los 2.635 millones de euros, lo que daba como resultado un precio medio litro para el conjunto de todos los vinos exportados de 1,18 euros, lo que supone un incremento del 7,3% sobre el año anterior.

Para el responsable del Observatorio, Rafael del Rey, se trata de unos datos que muestran un cambio de línea en positivo para el sector frente a la estrategia que se ha mantenido en los años precedentes y un camino que es importante mantener y mejorar en las próximas campañas. "El objetivo, señala, no es vender más por vender, sino lograr en los vinos exportados el máximo valor añadido e ir adaptando progresivamente la oferta a las demandas de los consumidores”.

Desde esta perspectiva, son varios las circunstancias que indican la existencia de una nueva estrategia y de un escenario diferente en la exportación de los vinos siguiendo la línea desarrollada históricamente por países competidores como Francia y en las últimas décadas por Italia donde se renunció al volumen por el precio.

En primer lugar, el primer dato positivo es que vendiendo un 7% menos de vino, los ingresos solo se hayan reducido en un 0,02%

De eso, 22,26 millones de hectolitros, los vinos envasados experimentaron un descenso en volumen del 3,8% hasta los 7,65 millones de hectolitros que suponen el 34% de todas las ventas pero el 61,6% de los ingresos de todas las exportaciones hasta los 2.141 millones de euros un 0,3% más que en el ejerció anterior. Es un dato positivo el crecimiento de las ventas el 1,7% de los envasados con Denominación de Origen Protegida hasta los 3,7 millones de hectolitros a un precio medio de 3,34 euros litro. Ha sido igualmente positiva la venta de vinos varietales envasados que creció un 20% a un precio de 1,28 euros litro y también el incremento de las ventas de vinos de aguja envasados con un crecimiento del 23% a 1,45 euros litro.

La evolución favorable de las ventas en estos dos segmentos de la oferta, vinos varietales y de aguja, ponen de manifiesto el trabajo del sector para la búsqueda de nuevos nichos de mercado con posibilidad de seguir aumentando y mejorando los precios. En el conjunto de los vinos envasados, hay dos resultados que, aunque a primera vista parezcan negativos, se pueden valorar de una forma positiva. El primero, el descenso en la venta de vinos sin indicación geográfica en un 8,6% y el aumento del precio en un 11,6% en los vinos envasados con Indicación Geográfica Protegida, aunque las ventas bajaran casi un 13%. El precio medio de todos los vinos envasados se situó en 2016 en 2,12 euros litro lo que supone un incremento del 3,8% sobre el año anterior.

En las exportaciones de vino en 2016, los datos más significativos en positivo afectan básicamente a las operaciones llevadas a cabo con los graneles que, en conjunto caen un 10,3% hasta los 12,4 millones de hectolitros. El dato más destacable, en positivo de las ventas de graneles fue la caída del 15,9% de los vinos sin ninguna indicación geográfica a un precio de 0,36 euros litro. Por el contrario, merece una valoración positiva el esfuerzo hecho por diferentes grupos cooperativos para aumentar la ventas de graneles varietales donde se registró un incremento del 22,8% y a un precio ligeramente superior hasta una media de 0,45 euros litro. Igualmente cabe destacar el aumento de las ventas de graneles con IGP a un precio medio de 0,63 euros litro.

En conjunto, todos los datos indican que el sector del vino ha dado pasos positivos importantes manteniendo niveles de ventas en el envasado con mejoras de precios, reduciendo la oferta de graneles sin ninguna indicación geográfica y poniendo en los mercado nuevas ofertas de acuerdo con las nuevas demandas que se concretan en la apuesta por los varietales y los vinos de aguja.
El comportamiento del sector ha sido igualmente positivo en lo que se refiere a países destino. Se mantienen algunos mercados cautivos con el francés italiano o portugués con ventas importantes de graneles a bajos precios, que no son un negocio de ingresos o de imagen, pero que suponen una salida de urgencia para eliminar excedentes. Sin embargo, se refuerzan las apuestas por estar en los grandes mercados ya consolidados y con futuro como Estados Unidos y se lucha en primera fila para entrar y consolidarse en países emergentes con buenos precios en el resto del mundo y muy especialmente en Asia.

Al vino, aprobado en 2016 el examen de los mercados exteriores, le queda la asignatura en el mercado interior donde la interprofesional tiene todo el trabajo que quiera por delante para impulsar una demanda que hasta la fecha, entre las medidas públicas contra su consumo y la estrategia de márgenes de la restauración, ha perdido todas las batallas. 

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