Opinión

En torno a los acrílicos de Alex Váquez-Palacios y el vino

Es la naturaleza sentida, ante el mar, agua en movimiento, y la tierra próxima; es también el oleaje de las nubes medias y bajas, la vida que expone Álex Vázquez-Palacios en la primera planta del Centro Cultural. Con gestos plenos de intensidad muestra el drama cotidiano, percibido desde la epidermis que se deja emocionar por el instante, e intenta captar desde su sensibilidad. Caminando, contemplando. Sentimientos y emociones, personales, familiares, vitales todas que, agazapadas tras su sonrisa y ojos, expresa. Sus nubes, no son sólo cumulonimbos sino caminos, con los que el artista habla, en un decir íntimo. Sus caminos entre árboles son sendas del subconsciente por el que camina, y las olas son la fuerza que todo lo abarca desde el mar, ante la playa abierta. Mas en ellos, en todo, está el aire: "... como el aire se pinta a sí mismo", título de su muestra que coloca en 35 pequeños lienzos con los que conforma ese sentir. Porque ‘Nada soy yo,/ cuerpo que flota, luz, oleaje;’ como Octavio Paz atisbó, 'todo es del viento/ y el viento es aire siempre de viaje'. Son sus obras acrílicos de formato medio, sobre lienzo, tabla o cartulina Guarro de 360 gramos, bastidores en los que desarrolla su quehacer con trazos amplios de espátula o pincel, en densa impronta, en su taller pontevedrés, tierra de la familia. Su tío abuelo era Antonio Palacios, el gran arquitecto, profesión que está finalizando Amelia, hija de Alex, sensible artista del pincel por el camino...


El artista llegó a Ourense en el aire, con una exposición abierta en Vigo, que formara parte en la primavera pasada del "2014 International Camellia Congress". Esta flor es para él un tema cenital, señalando cuando la expuso en su Pontevedra cómo "la pintura es un amor a primera vista y la camelia es un amor a primera vista". Algunas de ellas lucen en la exposición glosada, preparándose una conferencia sobre el tema. Este es, además, uno de los valores relevantes del evento expositivo: cada jueves, desde la pasada semana, hay una actividad doble allí, con catas de vino de la D.O. Ribeiro y una conferencia o concierto. Por ello el artista colocó como obra estelar de la exposición un cuadro de viñas. Alex la volvió a dibujar ahora para el final de la primera de las catas, de Bodegas Campante. Los magníficos vinos de la casa, de amplia trayectoria entre Castrelo y Toén, al lado del Miño, conforman la rica historia del ahora Grupo Reboreda Morgadío, buque insignia del Ribeiro, a punto de conmemorar sus tres cuartos de siglo. El espléndido Versatus, plurivarietal con cepas de 40 años, fue una sorpresa agradable. Como el ‘Taller de pintura’, obra que lució tras la intervención final del maestro sobre nuestras pinceladas, con la magia del óleo. Los títulos narrativos de sus obras nos llevan ‘como el aire dispone los lechos de las olas, traza el camino que nos lleva a casa...’, y también ‘como el aire propicia los encuentros’.

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