Opinión

Allarizé et alia

fernando_barreira2_resultEstuve en Allariz para ver a Fernando Barreira Mateo, y la exposición de Salomé Fernández Senra. Antes visité el museo de arte sacro de las Clarisas, dónde abracé a Jesús Llorens Cea y el espectáculo de patrimonio cultural que pastorea, de los mejores del Reino. Fue un caminar de Este a Oeste, por las empedradas calles, en derrame hacia el fluir del Arnoia. La puesta en escena de Barreira para el proyecto ‘allarizÉ’, en el recuperado espacio del edificio da Paneira, es un Barreira espectacular. Este es uno de los méritos del reto que supone tratar un suceso de historia contemporánea local ourensano, fechado entre agosto y noviembre de 1989, ‘a revolta das troitas’, que mudó el compromiso político vecinal.

En las paredes del estrecho bajo municipal hay siete paneles en los que narra los hechos al Barreira modo, esto es, lenguaje plástico desde el dibujo, tinta negra con tramas para apuntar volúmenes, en los que prevalece lo decorativo. Sin perder la esencia de un movimiento coral ciudadano, con individuos-mojón diferenciados, iconos vivos de los hechos, sabe el artista expresar el grupo-masa, desde cristalizados gestos, narración que presenta sobre cuatro paneles rojos. Hay aquí un bosque animado, habitado por una aldea visible. En el quinto, o primero, emerge Juan de Arzúa, heráldico noble medieval, sobre el toro. Del famoso gesto del Corpus, a Doña Violante de Aragón, fundadora de las Clarisas alaricanas, al fondo: una instalación de blanca escayola con truchas, inspiración desestructurada de Margarita de Austria de Velázquez, con rostro de la Maribárbola de las Meninas...

Dorados ángeles en balancines se ejercitan en el aire, y elaborados conjuntos de aire barroquizante en los paneles-retablos laterales. Pies, esculturas en bronce y madera, dibujos y un espejo en el que verse mirando su firma:¡Barreira action! Expresa así, desde una entusiasta vorágine creativa, su conocimiento de los hechos de historia antigua local, y reciente, pasada siempre, que siguen influyendo, mas con el necesario distanciamiento irónico tan caro a nuestra progenie, que puede ser además mordaz y sarcástica. Así en el Pasmado ante los pies del Cristo da Abrideira, y la Virxe abrideira, que contiene una Piedad en una base de truchas muertas. Un artista de gran capacidad compositiva, que con trazo minucioso, de virtuosista, despliega un decir escenográfico que busca, y consigue eco en el espectador.

Nacido en Verín, Barreira mora en la costa del sol malacitana, tras su impactante exhibición ‘Treinta Años de Obsesiones.1980/2010’ presentada en el Mº municipal ourensano. Antes había residido en Madrid, dónde hizo su formación multidisciplinar en diseño de moda, escultura y grabado ,desde el bachiller, para trasladarse, casi con treinta años, al Puerto de Sóller, Mallorca; y a Porto, Portugal, de mar a océano, como si de una ‘denuncia del equilibrio’ (Xela Arias) se tratase.


ET ALIA

En el salón de A Fábrica, Salomé Fernández está mostrando en esta quincena de agosto un elenco de su pintura intimista, muchachas al borde del mar y pájaros recortados en el crepúsculo, que destacan entre otros ejercicios de estilo. Otro de sus saberes ofrece desde las ropas tradicionales gallegas, ámbito textil que acompaña con acuarelas al seco en didáctica presencia. Un camino a seguir.
 

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