Opinión

Soldevilla y Vecino exponen “Vendidos"

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Sí, hace tres años que los artistas Luis Vecino y Ángel Soldevilla reflexionaban sobre la banalidad social, mostrándonos la superficialidad y el vacío moral de una sociedad dependiente de las cotidianas dosis de “realities”. Era “Estridencias” en la sala municipal J.A.Valente un aldabonazo, un llamar la atención de las miserias del culto a la imagen mediática, a consecuencia de la globalización que, desde la vía libre del capital, generaba un exceso de positividad en nuestra sociedad occidental ilimitadamente permisiva, una deriva pandémica constante hasta el pasado marzo. Sobrevino entonces el tiempo de confinamiento por pandemia vírica mundial. Antes se inauguró “Vendidos” en el centro cultural de la Diputación. Ángel Soldevilla y Luis Vecino, que tanto montan, insisten en su línea precedente, con estructurado mensaje, tanto en sala como en el catálogo, de Nácher Publicidad, siempre eficiente. 

En su puesta en escena nos reciben en la pared opuesta a la entrada las obras de Ángel Soldevilla, trabajos de grandes dimensiones impresos sobre lona. Es la suya una propuesta que incluye asimismo poemas, convirtiéndose así el catálogo en un vehículo expresivo literario más allá del proyecto expositivo. Ambos conforman una idea, que se inicia con ‘Carnaza’, una Nancy con corona de cadena ‘fast food’, y “Delicias”, poema con hambrientos ángeles antropófagos “anunciando el amanecer del hombre”. Al lado el “Inviolable” seguido de “Sin tesis”. Muy expresivo es el foto-montaje de Iglesias Burguer king y Abascal besándose, pues “Los extremos/ se besan”, y el poema “Frente a frente”, con lectura en relación con una obra anterior, ‘los extremos se beben’, con coca-colas e imágenes del comunismo y nazismo. Así el continuum, y la creatividad con retranca. Pues soy un niño y camino sobre tablones secos, escribe en “Solo”, y al lado la imagen de Forbes con los más ricos sobre los que dibuja un corazón y la palabra yo. La imagen del Buda en el urinario Duchampiano, es ‘El SistemaTeAma’, un guiño. Videos y videojuegos completan su muestra.

Luis Vecino nos propone imágenes y textos, un decir y un sentir, con creaciones tratadas digitalmente sobre papel. Con un formato mediano que semeja repetitivo sin serlo por los paspartús de hojas de periódicos antiguos, logra unas composiciones efectivas desde rostros femeninos, principalmente. El mundo de las revistas de moda, peluquería y bebidas, calzado y ropa, cine, son el background del discurso. En este hay un análisis del ‘escaparate’ y el ‘candelabro’ del que muestra su saturación. El artista no pierde de vista que “la publicidad es solo una interpretación de la realidad”, una de las frases con las que desgrana su pensamiento, aunque no debamos perder de vista la primera de todas “Hablar es la manera de sofocar e interrumpir el pensamiento”, con sabor a mantra oriental. Al detenernos en las obras descubrimos que más allá de las que llevan tocados y peinados estrafalarios, hay pintura chorreando en lloro, y hay rostros con ojos y colores de máscara. Una equilibrada muestra con portada de Luís, que remite a una obra anterior, y contraportada de Ángel. Es que el arte es lo intangible, la manera de equilibrar la lógica (Vecino).

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