Opinión

A 1.440 metros con FFP2

"Como no va a haber seguridad en Cuba si de los 11,3 millones de habitantes, nueve somos o actuamos como policías", comentó hace un tiempo un habanero mientras intentaba colocar puros y ron a unos turistas desconfiados. La gestión de la pandemia de covid ha pivotado desde el inicio sobre prohibiciones y multas, infantilizando al personal como si no fuese capaz de protegerse del contagio sin tutelas. Sucede aquí, en París o en Berlín, pero sólo indica que Europa sigue el mismo camino aunque pueda haber otros para encarar el problema común. Otra propuesta se recibe con la acusación de negacionismo y la base de la ciencia es prueba y error.

La machacona repetición de imprudencias en los medios y en las redes sociales distorsiona el comportamiento que se vive en las calles. Es comprensible enfocar a lo llamativo aunque sea excepción, pero también desvela que mucha gente estaría dispuesta a chivarse del vecino como un cubano. 

La respuesta de la población está siendo ejemplar. Al caer la tarde del sábado, en la Laguna Grande de Babia situada a 1.440 metros de altitud una mujer leía apartada con la mascarilla puesta. Dos parejas que iniciaban la retirada pasaron a medio centenar de metros con las FFP2 bien embozadas, al igual que las familias que aprovecharon el buen día para comer en los merenderos. Hay momentos que la obediencia parece innecesaria, pero la peña es cumplidora. 

Gobierno y autonomías debaten sobre el cierre perimetral en Semana Santa. Madrid es partidaria de la libre circulación, Galicia, País Vasco, Cataluña y Aragón se lo piensan y el resto prefiere que no haya desplazamientos como también Sanidad. El día que se permita, todos desbocados. 

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