Opinión

Aficiones de calibre corto

Hace un tiempo, un alto mando policial de Galicia invitó a varios periodistas a darse un garbeo por las instalaciones que dirigía con bastante acierto. Con la intención de impresionar a los informadores se le ocurrió llevarlos a la galería de tiro para que descargasen adrenalina quemando pólvora. El plan fue celebrado con efusividad por el grupo, pero uno de los periodistas rechazó con firmeza la pistola que le pusieron delante. Ante la insistencia de sus colegas para no desagradar al mando policial, tuvo que explicar que se había declarado objetor de conciencia para no tener que empuñar nunca un arma de fuego y en ese momento no se daban las circunstancias para conculcar sus principios. 

Mientras se extendía en la disculpa para no quedarse sin una fuente estupenda por descortés, uno de los periodistas más veteranos comenzó a disparar con una saña impropia en un tipo que rezumaba sosiego en la redacción,  incluso cuando se presentaba un brete con pinta de ingobernable, como la muerte imprevista de un personaje público. Pidió repetir la tanda mientras mascullaba con cara de felicidad algo parecido a que con una pistola en la mano te sientes poderoso. 

Al terminar el 'tiroteo', unos con más puntería que otros, los comentarios sobre la experiencia no apuntaban en la misma dirección, aunque nadie, excepto el objetor, se atrevió a rechazar el arma. 

Tras finalizar el paseo por el centro policial, el canoso periodista insistía en la poderosa seducción de las armas, pero uno de los asistentes a la práctica desarmó su euforia: "Yo no me he sentido nada bien disparando. De pequeño me daba una pena terrible cuando en el pueblo paseaban al lobo colgado del tractor después de una batida. Mis amigos corrían detrás para celebrar la captura de la pieza pero a mí sólo me saltaban las lágrimas".

Según la memoria de la Federación Galega de Caza de 2015, en esta tierra hay unas 44.000 licencias con arma de fuego. Argumentan los cazadores que son los más interesados en preservar el medio ambiente, pero se investiga si detrás del incendio que calcinó 37 hectáreas de Carballeda de Valdeorras se encuentra la caza del jabalí. Hay aficiones que parecen de calibre corto. 

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