Opinión

Agobios de bandera

Paraíso natural y bandera azul no deja de ser una curiosa contradicción. Galicia ha perdido cuatro distinciones en sus playas respecto a la campaña del verano pasado, pero vuelve a situarse en el segundo puesto de la clasificación estatal con 109. La Xunta destaca que acaparamos el 25% de toda España, siendo superados sólo por Valencia, que colgará 146 banderas azules en sus arenales. El bronce se lo lleva Cataluña con 101.

Y aunque está bien conseguir un distintivo al que se postulan voluntariamente los ayuntamientos y concede la Federación Europea de Educación Ambiental tras examinar la calidad del agua, la gestión ambiental, la accesibilidad, la presencia de socorristas y hasta el servicio de duchas, quedarse sin ella tampoco tendría que ser un gran drama. En esta nueva edición, Sanxenxo vuelve a ser el municipio de todo el Estado con más banderas azules, ya que izará 13 este verano. 

A los que les guste la masificación turística, soportar pie ajeno o hacer cola para acceder a la Praia das Catedrais están de enhorabuena porque la apuesta por esta vía es sólida y la masificación continúa siendo una característica atractiva. El resto del personal también dispone de un porrón de arenales salvajes en los que se puede estar en pelota picada sin necesidad de que sean nudistas porque cruzarte con alguien es tarea complicada. Bendita complicación para otros muchos.

Mantener una bandera azul cuesta cuartos y hay municipios que andan justos de fondos para contratar a socorristas o facilitar el acceso a personas con movilidad reducida, pero un alcalde imaginativo podría sacar tajada publicitando su municipio justo con lo contrario. Las playas de bandera también lo son sin trapo ondeando. 

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