Opinión

"Amadolíder nos obligó"

Cuando alguna fuerza política se aprovechaba de una entrevista que le habías hecho al astuto José Luis Baltar para atizarle, él mismo se encargaba de tranquilizar al periodista el día que volvían a tropezar en un acto: "Non pasa nada, canto peor falen de min en Santiago ou en Madrid, máis votos consigo en Ourense". Las elecciones siempre le dieron la razón. Con el alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, sucede algo parecido. 

Hace unos días, el secretario general del PP vigués denunció el "intento de adoctrinamiento político" a la manera de "Corea del Norte o Venezuela" de los alumnos del CEIP Lope de Vega por recibir la visita del regidor entonando la canción 'Vaya tío' compuesta por Tony Lomba. Algunos medios nacionales compraron la pataleta de los populares por las sombrías perspectivas electorales en las próximas municipales y en una televisión más de derechas que Rajoy se llegó a decir que al desternillante Lomba habría que enviarlo con la música a Guantánamo. Después de la infantil denuncia de Dorado, este chófer de anécdotas contó en el folio de cada día que un colega de criterio afinado había enviado pasada la medianoche una foto agarrado a Abel Caballero con otro amigo para certificar que el tirón del regidor ha colonizado incluso el mundillo cultural. Ayer quiso matizar: "Nosotros no queríamos hacernos la foto, pero 'amadolíder' nos obligó, como en Venezuela. Ahí tienes al dictador populista adoctrinando borrachos". Sutil precisión. "Será alcalde hasta que quiera".

Un profesor de un colegio vigués alucinó con la pericia del alcalde para atraer electores. Durante la entrega de unos diplomas por unas jornadas dedicadas a la Reconquista, Caballero les pidió a los chavales que levantasen la mano los que les gustaría ser alcalde. Con medio auditorio confesando el deseo de seguir sus pasos, remató la faena: "Yo os prometo a todos vosotros que seguiré siendo alcalde de Vigo hasta que os hagáis mayores. Os voy a guardar el puesto hasta que estéis preparados". El resultado fue que los rapaces llegaron a sus casas orgullosos con sus diplomas y el recado a los padres de que tienen que votar a Caballero porque les está cuidando la silla hasta que puedan ocuparla. Es más probable que se agote antes el deseo de los niños que las ganas de Abel.

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