Opinión

Ana Miranda

El periodismo no es un oficio para hacer amigos. En la sección de Deportes resulta aconsejable no compadrear más de lo imprescindible sobre todo con los futbolistas. Se van a mosquear aunque demuestres clemencia con un pésimo partido y si la relación sale del campo profesional, puede influir cuando objetivamente toca cargar la tecla. En Economía no habrá experto que entienda que un periodista tiene que conseguir que el personal entienda lo que solo unos cuantos dicen entender. Y con los políticos es recomendable seguir sin dudar la norma que se debe aplicar con los futbolistas. Como no todos son buenos encajadores se evitan disgustos personales, además de presenciar las derrotas y las victorias, las decepciones y las alegrías con indiferencia. O con más indiferencia. 

Pero hay personas con las que resulta imposible mantener la distancia o no sentir afecto. Sucede con Ana Miranda, la eurodiputada del BNG que estos días está exultante porque ha doblado el número de apoyos respecto a las anteriores elecciones. Un universitario pontevedrés criado en León contó el otro día que tardó unos cuantos años en enterarse de que el BNG era un partido soberanista. Como todo el mundo vota a Miguel Anxo Fernández Lores en una ciudad de toros y puesta de largo de las chavalas en el Casino, creía que en la ciudad de Mariano Rajoy gobernaba una derecha con sensibilidad galeguista pero no independentista. 

Con Ana Miranda sucede algo parecido que con Fernández Lores en Pontevedra. La votan hasta algunos del PP y muchos de los que no lo hacen son conscientes de que es la mejor elección para que los problemas de Galicia se escuchen en Bruselas. Puede que ella sola incluso sumase más de los 170.000 votos que logró el pasado domingo (11,8% de los sufragios) porque la coalición del BNG con Bildu y ERC chirría a un porrón de gente, aunque no se les puede acusar de haber sufrido vaivenes ideológicos como pueda hacer creer la singularidad de Pontevedra. Durante un viaje a Bruselas organizado por Ana Miranda para que el rural gallego, un sector conservador sobre el papel, explicase el problema del sector lácteo, la atención al grupo fue tan excepcional como sincera. Y de ahí vienen esos votos. 

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