Opinión

Atlántico o Manzanares

Los políticos incurren habitualmente en el error de abonar las ilusiones del personal con ideas posibles pero improbables para adornar su gestión. Si alguien creyó en las opciones de Galicia, como vendió el presidente Feijóo, para acoger el laboratorio europeo de bivalvos que entregará el Reino Unido cuando se consume el Brexit, pecó de ingenuidad, como ya se ha demostrado. Al final se trocearon las competencias y en el sorteo a Vigo le tocó una pedrea. Quedaba saber el destino del laboratorio de crustáceos, que también estaba en el Centre for Environment, Fisheries and Aquaculture Science (Cefas), pero anteayer el 'Faro de Vigo' publicó que el Consejo Europeo acaba de decidir su traslado al Instituto Nacional Veterinario de Dinamarca, con el voto a favor de España. 

Las críticas al presidente gallego por su escasa capacidad de influencia en las decisiones del Gobierno central pueden entenderse en otros asuntos incluso de mayor calado, como la negativa a transferir las competencias de la AP-9 a Galicia,  el rejonazo de cada año en los peajes, habernos quedado fuera de la red europea de transportes o la reclamación de la gestión de puertos y aeropuertos. A España difícilmente le podían conceder una agencia europea más, como sucedió con la del medicamento a la que aspiraba Barcelona, porque es el estado miembro que cuenta con más y la UE ha ampliado el número de socios. De las seis existentes, la de Control de la Pesca opera en Vigo desde 2005. Si en Bruselas son conscientes de que la tierra del mar y de la pesca se encuentra en Galicia, a nadie debería extrañar que el Gobierno crease un ministerio en Vigo para ocuparse de este asunto con la referencia del Atlántico en vez de la del Manzanares. Blandirían 155 excusas para decir no.

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