Opinión

Bajar a la puesta o de puestón

"Antes eras mucho más divertido, Blanco”, respondió un colega a la invitación de pasar un par de días en la montaña. Y más joven. “Déjate de montañas e invítame a comer. Yo la noche hace tiempo que no la cato, pero una copita durante la sobremesa no la suelo perdonar”. Menos mal que no sabe que a esa hora a alguno nos pilla en clase de pilates –método gimnástico que devuelve los goznes a su sitio y evita los meneos del fisio– porque podría quebrarse una amistad que ha resistido a diferentes maneras de interpretar la actividad política.

Las montañas hay que subirlas como un viejo para alcanzar la cima como un joven y las copas conviene pimplarlas de joven y después levantar el pie para llegar a viejo. Se trata de una reflexión sin aval científico porque el hígado es un asunto personal y ahora también transferible gracias al avance de la medicina, pero todos fuimos jóvenes, la liamos gorda y no sería justo juzgar el desmadre actual de la chavalería cuando le chapan los garitos por la pandemia a la hora que la generación EGB se acicalaba para comenzar la fiesta.

Anteayer en Vigo se repitieron aglomeraciones a la salida de los locales de ocio nocturno. En los Vinos de Ourense pasa el camión cisterna repartiendo agua para dispersar al personal.  Sucede en todas partes y pasaría exactamente igual o parecido si a los que no perdonan la sobremesa les pillasen las restricciones con la chupa de cuero en vez de corbata.

Hay una diferencia que no puede tapar ni la edad: antes se corría delante de la policía y ahora los jóvenes se encaran a las fuerzas del orden como si la vida fuese un videojuego. Quizá tenga algo que ver una educación de castigos florales en las que se trata a los niños como si algún pensamiento elevado pudiese salir de cabezas sin formar. Había canguelo cuando un policía llamaba al orden, pánico si se enteraban en casa. Muchos padres tienen ahora miedo de sus hijos. Todas las formaciones políticas deberían incidir en que las fuerzas del orden representan los valores democráticos en los que hemos decidido vivir para no facilitar excusas.

“Bajo a la puesta, hay un sol estupendo para fotos”, comentó la conviviente cuando se acababa este folio. Hace unos años bajaríamos de puestón. Hasta el sol se pone. 

Te puede interesar