Opinión

Carbón para todos, o casi

Que al lado de tu casa chapen la industria más contaminante de todo el Estado o la decimoséptima de Europa que más emisiones de dióxido de carbono suelta a la atmósfera tendría que ser un motivo para descorchar la ilusión. Batallar contra el cambio climático y acometer la transición energética son una encomienda noble que además queda muy bien en un mitin electoral, pero 800 personas (160 trabajadores directos en la planta de Endesa en As Pontes, 600 a sueldo en empresas auxiliares y transportistas del carbón) son muchas puestas en fila. Sobre todo porque en la cola del paro estarían acompañadas de sus familias y del pequeño comercio de la segunda comarca industrial de Galicia.

El cierre por sorpresa cuando Endesa acometía una inversión de 220 millones para adaptarse a las nuevas directivas anticontaminación de la UE, que reduciría las emisiones de dióxido de azufre y óxido nítrico permitiendo a la térmica continuar operando hasta 2035, ha demostrado que el viraje hacia un nuevo marco energético se está haciendo sin brújula. La tarifa para comprar dióxido de carbono, porque todo tiene un precio, se ha disparado desde los 4 y 5 euros que se apoquinó durante años por tonelada a los 25 en la actualidad. Las cuentas han dejado de salir y el mismo día que el planeta celebraba la Huelga Mundial por el Clima, Endesa comunicaba a la CNMV el cierre de su planta de As Pontes, que se suma a la clausura de la que Naturgy tiene en Meirama, otra de las industrias señaladas. 

Y mientras la oposición echaba la culpa a la Xunta y la Xunta se la echaba al Gobierno central, en Ferrol se reunieron alcaldes de todos los colores políticos de una veintena de concellos afectados para centrarse en la solución en vez de en las culpas. "Esto no va contra Feijóo ni contra Sánchez, es un grito de la segunda comarca industrial de Galicia", proclamó el soclialista Valentín González Formoso, regidor de As Pontes y presidente de la Diputación de A Coruña. Él apunta a la biomasa como remedio, ayer ya reclamó en Bruselas la incorporación de Galicia al fondo de descarbonización que prepara la UE. El asunto no es fácil de gestionar en tiempos electorales porque en esa zona el personal está muy bregado. Se necesita templanza y no pirómanos para ganar el futuro. 

Te puede interesar