Opinión

El doble contagio

Hay que vivir con el coronavirus sin colapsar la sanidad, que es de lo que se trata para no gripar la economía

El teléfono móvil se ha convertido en una suerte de desván en el que aparecen telares –como se refieren en el Bierzo a las cosas de sustancia relativa– o tesoros cuando menos te esperas. Al sabanear la actualidad para rellenar el folio de cada día afloró que España lleva dos jornadas consecutivas pulverizando la plusmarca de contagios al sumar 12.183 nuevos casos en el último recuento y que Galicia registra 13 fallecidos en las últimas 72 horas sin conseguir cambiar la hoja del calendario por debajo de los 200 nuevos casos para añadir al siguiente parte. 

La situación es chunga, pero no tan desesperada como en el mes de marzo cuando los médicos desconocían casi todo del SARS-CoV-2. La Xunta decidió ayer ampliar las restricciones a la vida social para frenar la pandemia en los municipios de Laxe, Lalín, A Guarda, O Rosal y Poio, mientras permanecen activas en Lugo, Santiago, Ourense, Carballo, A Laracha, Pontevedra, Ponteceso y los barrios con más densidad de población de A Coruña. Estamos aprendiendo a vivir con el coronavirus sin colapsar el sistema sanitario, que es de lo que se trata para no acabar gripando el motor económico. 

En la carpeta de capturas de pantalla del teléfono apareció la imagen extraviada de un conunicado del Concello de Riós de principios de septiembre tras la detección de un brote en el municipio y tres nuevos casos. Se solicitaba cautela y mantener el mínimo contacto social, en especial a los vecinos de San Pedro de Trasverea, para frenar la propagación del bicho, pero el aviso terminaba con una recomendación tan necesaria como la mascarilla: "Recalcamos que non se debe criminalizar a ningunha persoa contaxiada". El estigma es contagioso y aparece en cualquier desván

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