Opinión

El FMI se pone la bata

La paciencia del ministro Illa tiene un límite, la imprudencia del personal cebado de bulos sólo toca fondo cuando se cierra la caja. La cosa tiene que estar muy chunga cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha salido a defender que los confinamientos "pueden conducir a una recuperación económica más rápida, deben ser lo suficientemente estrictos para frenar las infecciones y es poco probable que el levantamiento de los bloqueos conduzca a un impulso económico decisivo". Nada es más seguro que las ganas del FMI de llenar la bolsa, pero se necesitan consumidores sanos para que el negocio siga girando. 

El persistente rechazo de Isabel Ayuso al cierre de Madrid y de otras ocho ciudades de la comunidad que preside ha propiciado la reacción del Gobierno central con el estado de alarma, medida comprensible para muchos, desproporcionada para unos cuantos. El revuelo, con tribunales y derechos fundamentales en la madeja, resulta desconcertante para todos. Los cierres perimetrales aplicado en Galicia o en Castilla y León necesitan un mandato del Consejo de Ministros en Madrid. De abogado. 

También circula una corriente científica que ya aboga por la convivencia responsable con el coronavirus y la mascarilla para evitar una pobreza pandémica. ¿Atendemos a las recomendaciones del FMI, de la OMS, de expertos realistas o de galenos restrictivos? Un estudio del Centro de Investigación Pew concluye que las personas de izquierdas confían más en la ciencia, pero el obispo de Ourense, Lemos Montanet, apeló ayer a la "competencia de las autoridades sanitarias". Fe en la ciencia. 

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