Opinión

El maestro y el hormiguero

El maestro de un colegio de un pequeño concello del rural llegó a la puerta del alcalde con un gran problema. Las hormigas habían decidido acampar sin permiso a la puerta del recinto escolar y los insectos atemorizaban a los alumnos de edad más tierna. El regidor propuso inmediatamente una solución drástica para terminar con el hormiguero, pero el docente solicitó una intervención que no provocase daño a los animales.

El alcalde se armó de paciencia y en vez de mandar al maestro por el mismo camino por el que había llegado prometió estudiar una solución para que las hormigas cambiasen voluntariamente de emplazamiento sin sufrir bajas en su poblada colonia.
Durante semanas fue la coña en la Alcaldía. Se barajó la propuesta de enviar como negociador al concejal más plasta para que las hormigas huyesen despavoridas ante la fecundidad de su oratoria.

En la vorágine de la chanza incluso se redactó una solicitud de mediación a la ONU y otra para que la plataforma Stop Desahucios recomendase una salida que contentase a las dos partes implicadas en el conflicto. Y cuando la broma ya no se pudo estirar más, hubo que afrontar un problema incomprensible y más en el rural, pero el regidor no quería desautorizar los métodos pedagógicos del sensiblero profesor. Con una clase práctica a las puertas del centro, explicando cómo trabajan las hormigas y permitiendo que los cativos tocasen los insectos con sus manos, se hubiesen terminado los miedos, en caso de que no fuesen exclusivamente del denunciante, pero al educador no se le ocurrió una idea tan sencilla y eficaz como la pala de un matamoscas.

El teléfono contra el acoso escolar activado por el Gobierno central ha recibido durante los primeros seis meses 15.536 llamadas, de las cuales 5.734 han sido contempladas como posibles casos de 'bullying'. La valedora do pobo reclamó ayer contundencia con motivo de la celebración del día internacional con el que se pretende mejorar la convivencia en las aulas. Milagros Otero aboga por reforzar la vigilancia tanto en la entrada de los colegios como en los espacios comunes y atender el sufrimiento de las víctimas. Está bien, aunque suena al problema del maestro y el hormiguero. Antes, la mano de Edelmiro incluso espantaba hormigas. 

Te puede interesar