Opinión

El marco o la vida

En una tierra también abundante en fincas a monte por falta de gente cuesta comprender que alguien pueda bajarse al vecino por un marco, sobre todo si se valora el suceso con una mirada urbana. En una aldea también resulta incomprensible que dos mendigos puedan tirar de navaja para resolver la titularidad de una esquina o la propiedad de una manzana.

El juzgado de Arzúa ordenó prisión provisional y sin fianza para dos hermanos detenidos por la muerte de Julio Lea Casal, un vecino de Sobrado al que un agente forestal encontró carbonizado cerca de su coche cuando acudió a apagar un incendio en Toques el pasado 27 de marzo. Están siendo investigados por homicidio o asesinato y por provocar un incendio forestal. Un tercero, primo de los dos, ha sido imputado por encubrimiento y tendrá que comparecer en el juzgado cada quince días.

Los detenidos y el fallecido eran vecinos de la parroquia de Nogueira. Uno de los hermanos ya había agredido hace años al padre de la víctima tras discutir por las fincas. Quizá ni siquiera recordasen el motivo que detonó la disputa, pero el odio fermentado desencadena tragedias y los dos hermanos arrastran fama de violentos en la zona.

Se trata de un suceso de una Galicia que desaparece. Hace unos meses, otros dos hermanos llegaron a las manos por el dinero de una herencia. Uno vivía en Suiza y creía que el otro que cuidadaba a la madre se había quedado con la pasta. Hasta que un familiar recordó que la mujer había insistido en el lecho de muerte en que la enterrasen con su cojín favorito. Solicitaron permiso para exhumar el cadáver y el dinero apareció en el escondite. Al emigrante no se le ocurrió preguntar por las tierras. Cambio de marco.

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