Opinión

El ruidito electoral

A finales de julio bromeó mientras examinaba la presión de los neumáticos sobre el número de personas que la diñarían antes de que España tuviese Gobierno.  Con un oído infalible para detectar el motivo de cualquier ruidito en el motor, se jugó una rueda de invierno a que se repetirían las elecciones. Según sus cuentas, las inevitables negociaciones regresarían a la parrilla de salida, sobre todo porque ni los del mismo partido, tanto por el carril de la derecha como por el de la izquierda, son capaces de entenderse.  

Núñez Feijóo manifestó en una entrevista en ABC que "lo lógico sería que Sánchez solicitase a Casado una coalición o pacto de investidura" y el inmediato matiz del líder nacional del PP refrescó el argumento del mecánico, además de la conveniencia de colocar las ruedas de invierno sin esperar al inivierno y al resultado de la apuesta. Unos minutos después, Cayetana Álvarez de Toledo se encargó de zarandear a Alfonso Alonso, presidente de los populares vascos. 

El PSOE no es el de la gestora que permitió la investidura de Mariano Rajoy, la nueva dirección del PP tampoco quiere corresponder a favores heredados, ya que incluso está dispuesta a enterrar la siglas e intenta silenciar a referentes con mando en plaza como Feijóo. Y como Pedro Sánchez continúa jugando a la silla con Podemos, la guasa con el mecánico era previsible en la jornada en la que el rey comenzó una nueva ronda de contactos. Pero el portalón del taller permanecía cerrado a primera hora de la tarde. Un cartel anuncia el traspaso. En el bar de al lado aclararon que al dueño le han detectado un cáncer muy chungo. Después salió Rivera anunciando condiciones a Sánchez para convencer a Casado de la abstención. Otro ruidito.  

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