Un buen líder, como un buen entrenador, se caracteriza por colocar las piezas en el sitio apropiado. Cayetana Álvarez de Toledo no es el "Messi de la política", según la definió Pablo Casado al rescatarla del cajón de los pésimos recuerdos al que la desplazó la normalidad de Mariano Rajoy por no seguir sus visiones conspiranoicas del doloroso atentado del 11-M.
El discurso de la portavoz del PP en el Congreso se asemeja más al de un lateral voluntarioso acostumbrado a cobrarse tibias para disimular la falta de cintura. Un colega la defiende argumentando que le "seducen los personajes obscuros". Y su opinión casa en el cuento porque es la mejor defensa que apareció tras media docena de llamadas para ponderar las simpatías que despierta.
Puede que Pablo Casado haya fortalecido la banda derecha, pero está descuidando el centro en su estrategia para llegar a presidir el Gobierno. Alberto Núñez Feijóo repitió ayer durante el viaje oficial a Argentina que la fórmula España Suma, aglutinando las sensibilidades del PP, Ciudadanos y Vox para traducir en escaños los votos del centro derecha, está muy bien en las elecciones generales, pero en Galicia es "innecesaria". Sabe el presidente de la Xunta que España Suma en Galicia resta, sobre todo por el perfil de su electorado.
Álvarez de Toledo está empeñada en avivar las brasas, pero Feijóo sigue sin apartarse. "Cada uno tiene su estilo de hacer las cosas", se limitó a responder Alfonso Rueda cuando le preguntaron por la obediencia que reclama la portavoz en el Congreso. El PP gallego cuenta con el aval de tres mayorías absolutas y fue el primero en camuflar las siglas en las elecciones gallegas de 2012. Incluso con sus errores, la cuenta sólo le sale al PP en Galicia con Feijóo.
